El Papa pide que no haya «economías de países fortificadas por las industrias de armamento»
Ha concluido la misa, celebrada en el Cementerio Militar Francés, ampliando la reflexión con un grito: «¡Paraos, fabricantes de armamentos!»
En el marco sereno del Cementerio Militar Francés de Roma, donde reposan 1.888 soldados caídos en la liberación de Italia durante la Segunda Guerra Mundial , el Papa Francisco ha depositado este martes rosas blancas en algunas de las tumbas y ha celebrado la misa del día de Todos los Fieles Difuntos.
En una homilía breve y sin papeles, marcada por la pena, el Papa ha reconocido que le ha impresionado ver una tumba sobre la que estaba escrito «Inconnue, mort pour la France. 1944»: «No hay ni siquiera un nombre, pero en el corazón de Dios está el nombre de cada uno de nosotros».
Con una expresión de dolor ha añadido que «esta gente buena, caída en guerra, ha muerto porque ha sido llamada a defender la patria, a defender ideales, pero muchas otras veces a defender situaciones tristes y lamentables ».
Recordado sus visitas a un cementerio militar americano de la Segunda Guerra Mundial y a otro italiano de la Primera, Francisco ha comentado que « estas tumbas son de víctimas de la guerra , que se come a los hijos de la patria. Pienso en Anzio, en Redipuglia, pienso en el frente del Piave en 1914… donde se quedaron tantos. Pienso al desembarco en la playa de Normandía…».
El Papa ha continuado con una reflexión cada vez más dura que responde implícitamente a la escalada militar de Estados Unidos, Rusia y China: « Seguro que estas personas que fueron con buena voluntad a defender la patria están con el Señor. Pero nosotros, ¿Hacemos lo suficiente para que no haya guerras? ¿Para que no haya economías de países fortificadas por las industrias de armamentos?».
Y ha concluido ampliando esa reflexión con un grito: «La homilía de la misa de hoy debería ser solo mirar las tumbas. Estas tumbas son mensajes de paz. ¡Paraos, hermanos y hermanas, paraos! ¡Paraos, fabricantes de armas, paraos! Porque estas tumbas hablan, y nos gritan ‘¡paz!’».
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