Papa se moviliza para salvar la presencia de los cristianos en Líbano
Pide a la comunidad internacional que haga lo posible para que el país no se hunda, pues «sería un bien para todos»
El Papa ha acogido a lo largo de todo el jueves una de sus iniciativas geopolíticas más ambiciosas. Se ha propuesto evitar a toda costa que los cristianos se vean obligados a abandonar el Líbano, el único país de Oriente Medio en el que no son una minoría insignificante.
Lógicamente no pretende solo proteger a los cristianos de este país, sino detener la espiral de caos en la que se ha sumido el Líbano antes de que sea demasiado tarde para todos. En el Vaticano recuerdan que el país de los cedros es el más estable del avispero medio oriental, pues un tercio de su población es cristiana y hace de contrapeso a las tensiones entre chiitas y sunitas . Temen que un Líbano sin cristianos se convierta en un nuevo Siria o Irak.
El problema es que la dura crisis económica, agravada por la pandemia, y el bloqueo político de los partidos que a través de vetos cruzados impiden desde agosto la formación de un gobierno, han sumido al 55% de los libaneses bajo el umbral de la pobreza. En todo el país hay continuos cortes de electricidad, los colegios cristianos están al borde de la quiebra y comienzan a faltar medicinas y comida.
Para frenar la hemorragia antes de que sea demasiado tarde, a petición de los ortodoxos, Francisco ha reunido este jueves en el Vaticano a los responsables de los diez grupos cristianos del país. Los ha invitado a alojarse en Casa Santa Marta, ha rezado con ellos ante la tumba de San Pedro y ha participado en tres largas reuniones a puerta cerrada para conocer de primera mano sus dificultades.
Precisamente un profundo reflejo de la profunda fractura del país, es que no habían sido capaces de hacer un encuentro similar en su patria.
Para clausurar la intensa jornada, el Papa ha tenido una ceremonia ecuménica con ellos en la basílica vaticana. A última hora de esta tarde se han escuchado oraciones en árabe, armenio, arameo y siriaco pidiendo perdón e implorando la paz y la estabilidad. Al final, jóvenes libaneses entregaron a los representantes, entre ellos un pastor evangélico, una vela encendida.
«Los cristianos estamos llamados a ser sembradores de paz y artesanos de fraternidad, a no vivir de rencores y remordimientos pasados, a no huir de las responsabilidades del presente, a cultivar una mirada de esperanza hacia el futuro», les ha dicho el Papa.
«Este querido país no puede quedar a merced del destino o de quienes persiguen sin escrúpulos sus propios intereses», ha explicado Francisco resumiendo el contenido y las conclusiones de los encuentros.
Haciéndose portavoz de los participantes aseguró a «nuestros hermanos y hermanas musulmanes y a los de otras religiones nuestra apertura y disposición para colaborar en la construcción de la fraternidad y la promoción de la paz».
«Líbano es, y debe seguir siendo, un proyecto de paz. Su vocación es ser una tierra de tolerancia y pluralismo, un oasis de fraternidad donde diferentes religiones y confesiones se encuentran, donde conviven diversas comunidades anteponiendo el bien común a las ventajas particulares», ha añadido.
Francisco ha tenido duras palabras sobre la situación de la región, aunque no ha mencionado la guerra en Siria ni las tensiones entre Israel y Palestina. «¡Basta ya de utilizar al Líbano y Medio Oriente para intereses y beneficios ajenos! Es necesario dar a los libaneses la oportunidad de ser protagonistas de un futuro mejor, en su tierra y sin injerencias indebidas», ha clamado.
Precisamente uno de los motivos de la crisis es el veto recíproco de los dos grandes partidos musulmanes rivales sostenidos por Irán y por Arabia Saudí, que impiden formar un gobierno. También están divididos los partidos cristianos, aliados de las formaciones musulmanas.
Por eso, ha pedido a la comunidad internacional que haga lo posible para que el país no se hunda. «Será un bien para todos» , ha explicado.
El Papa ha recordado a la clase política que «no hay paz sin justicia» y que deben asumirse la propia responsabilidad y encontrar «soluciones urgentes y estables a la crisis económica, política y social». Ha invitado a los líderes políticos y religiosos a contemplar la mirada de los niños: «Que sus ojos radiantes, aunque cubiertos de demasiadas lágrimas, sacudan las conciencias y guíen las decisiones».
El encuentro ha sido seguido con grandes expectativas en el Líbano. Hace unas semanas el primer ministro designado Saad Hariri viajó hasta el Vaticano para explicar la situación al Papa.
Francisco, que ha confirmado hoy que viajará al Líbano en cuanto se haya formado gobierno, espera que la reunión en el Vaticano abra una posibilidad para retomar el diálogo social y conciencie a la comunidad internacional, pues está en juego mucho más que la presencia de cristianos en la tierra en la que vivió Jesús.