El Papa invita a introducir en las relaciones humanas «la fuerza del perdón»
Exhorta a «no permitir que se propague la venganza hasta asfixiar el mundo entero»
Comentando la oración del «Padre nuestro» ante decenas de miles de peregrinos , el Papa Francisco ha invitado este miércoles a seguir el ejemplo de Jesús, «que introduce en las relaciones humanas la fuerza del perdón», y a «no permitir que se propague la venganza hasta asfixiar el mundo entero».
El Santo Padre ha recordado en la audiencia general que «Jesús sustituye ‘la ley del talión’ con la ley del amor : lo que Dios ha hecho por nosotros, nosotros lo hacemos por nuestro prójimo». Con mucha fuerza, ha insistido en que «Dios lo perdona todo. ¡Él nos perdona siempre!», subrayando vigorosamente la obligación cristiana de personar.
En uno de sus frecuentes comentarios al margen del texto escrito Francisco ha relatado como anécdota que «cuando estaba en la otra diócesis (Buenos Aires), una vez un sacerdote me contó angustiado que había ido a dar los últimos sacramentos a una anciana a punto de morir».
Según el Papa, el sacerdote «le preguntó si se arrepentía de sus pecados, y ella hizo el signo de ‘Sí’. Basta con eso. Después le preguntó si perdonaba a los demás, y la anciana a punto de morir hizo el gesto de ‘¡No!’. El sacerdote se quedó angustiado. ¡Si tú no perdonas, Dios no te perdona!».
A pesar de su cansancio y un ligero resfriado , Francisco sonrió divertido ante la algarabía desatada al dirigir «un saludo particular a los alumnos del Seminario Menor de Tui-Vigo, en su 60 aniversario de fundación, acompañados por su obispo Monseñor Luis Quinteiro Fiuza».
En una plaza de San Pedro todavía embellecida por la espléndida decoración floral instalada por los cultivadores holandeses para el Domingo de Resurrección, el Papa ha invitado no solo a perdonar a los demás sino también a dar las gracias por todos los dones recibidos «pues en la Iglesia no existe el ‘self made man’, la persona que se hace a sí misma. Todos somos deudores respecto a Dios y a tantas personas que nos han regalado condiciones de vida favorables».
Según Francisco, «nuestra identidad se construye sobre el bien recibido. El primero, es el de la vida. Por eso, quien reza, aprende también a dar gracias, algo de lo que a veces nos olvidamos».
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