Papa Francisco: «La prioridad del diálogo entre religiones es rezar unos por otros»
Judíos y musulmanes en la audiencia general del 50 aniversario de la declaración «Nostra aetate»
Ante líderes religiosos sobre todo judíos y musulmanes, pero también budistas, hindúes, jainistas y sijs, el Papa Francisco ha afirmado este miércoles que: «la prioridad del diálogo entre religiones es rezar unos por otros: ¡Somos hermanos!». La audiencia general en la plaza de San Pedro ha incluido, un extraordinario momento de oración conjunta en silencio, «cada uno según su propia tradición», terminado espontáneamente en un gran aplauso.
Los líderes de las principales religiones del mundo participan en un congreso internacional que se está celebrando en la Pontifica Universidad Gregoriana con motivo del 50 aniversario de la declaración «Nostra aetate» del Concilio Vaticano II , que dio un cambio radical hacia el diálogo y la actitud positiva respecto a las demás religiones.
La lluvia de la mañana dio una magnÍfica tregua durante el encuentro en la plaza de San Pedro, donde se veían las más variadas vestimentas tradicionales de todo el mundo y un buen grupo de personas que agitaban ramos de olivo a cada referencia a rezar por la paz.
Después de las palabras del cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Dialogo Interreligioso, tomó la palabra el cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, que se ocupa también de las relaciones con el judaísmo debido a la raíz común de ambas religiones.
El cardenal Koch dirigió un saludo especial en nombre de la delegación de 150 personas del Congreso Mundial Judío, presidido por Ronald S. Lauder, que celebra en Roma la reunión de su consejo de gobierno.
«Una familia humana»
Entre los fieles se notaba, por las banderas, la presencia de judíos argentinos, en una delegación presidida por el rabino Claudio Epelman, director del Congreso Judío Latinoamericano y buen amigo de Jorge Bergoglio desde hace muchos años en Buenos Aires.
En su discurso, l Santo Padre recordó que «el Concilio Vaticano II fue un momento extraordinario de reflexión, diálogo y plegaria para renovar la mirada de la Iglesia sobre sí misma y el mundo». Añadió que el mensaje de la declaración «Nostra aetate» es absolutamente actual pues subraya «la creciente interdependencia de los pueblos», el «origen y destino común de la humanidad», la «unicidad de la familia humana» y «el aprecio de la Iglesia por los creyentes de todas las religiones, pues no rechaza nada de lo bueno y verdadero que en ellas hay».
A los encuentros interreligiosos para rezar por la paz, iniciados por san Juan Pablo II en 1986 en Asís y continuados por Benedicto XVI, el Papa Francisco ha añadido reuniones en el Vaticano para abordar problemas de la humanidad, como la realizada el año pasado para hacer frente juntos a la esclavitud contemporánea y el tráfico de seres humanos.
Francisco insistió en que «el mundo nos mira a los creyentes, y nos exhorta a colaborar entre nosotros y también con las personas que no profesan ninguna religión para dar respuestas eficaces en numerosos terrenos: la paz, el hambre, la miseria, la crisis medioambiental, la violencia cometida en nombre de la religión, la corrupción, el deterioro moral y la crisis de la familia, la economía, la finanza y, sobre todo, la esperanza».
El Papa reconoció que «a causa de la violencia y el terrorismo se ha difundido una actitud de sospecha o incluso de condena de la religión», y recordó que cada una tiene que hacer frente a los fanáticos de sus propias filas, como ya dijo en varios grandes discursos, especialmente en sus viajes a Turquía y Estados Unidos.