«El Papa Francisco ha hablado por nosotros, y lo que sufrimos en Egipto los cristianos»
El sumo Pontífice ha concluido su visita a Egipto con la celebración de una misa ante miles de coptos
En italiano, latín y árabe, el Papa Francisco ha concluido su frenética visita a Egipto con una multitudinaria misa celebrada ante miles de cristianos egipcios y extranjeros, «completamente encantados» de que «este hombre santo» se haya acercado a la capital egipcia.
«Que haya venido hasta aquí es un mensaje muy fuerte y muy importante », apunta una joven católica que ha venido desde Alejandría. «Estoy tan contenta, tan feliz; el Papa demuestra que nos apoya, en este ambiente en el que ahora vivimos en Egipto... Se siente que alguien, tan importante como él, puede hablar por nosotros, y los que aquí sufrimos como cristianos», añade Nagua, una señora de mediana edad sentada junto a su marido.
Lidia, de 22 años, se quita las gafas de sol. Tiene los ojos hinchados de cansancio. «Tres días sin dormir» , explica esta «girl scout», que ha tomado parte, junto al Ministerio de Interior y el Ejército, de la logística y las medidas de seguridad en el estadio donde se celebra la misa. Helicópteros militares sobrevuelan el recinto, ahogados por el sonido de los gritos y los cánticos de los asistentes. Pese a la insistencia desde el Vaticano en que la seguridad ante un posible atentado, tras los ocurridos en Domingo de Ramos contra sendas iglesias coptas en Tanta y Alejandría, «no les preocupaba de manera especial», algunos feligreses han temido por su Papa. «Al principio la misa iba a ser en un recinto más pequeño, al final en el Estadio... me ha dado un poco de miedo», dice Vivian, de 30 años . «Dios nos está protegiendo; si pasa algo, eso ya depende de Dios», concluye Dalia, otra joven católica que ha acudido a la celebración junto a su madre. Ante la perspectiva de pasar horas de cola, de pie, la mayoría de los que se han presentado en el estadio que ha hecho las veces de templo son jóvenes católicos de las siete diócesis en las que se divide Egipto. Sin embargo, también se han acercado un buen puñado de monjas y frailes, que han desafiado al sol de justicia cairota.
« Me ha encantado el mensaje del Papa : Egipto necesita amor para acabar con la violencia y el odio », asevera Samuel, que a las cinco de la madrugada se subió a uno de las decenas de autobuses fletados por las parroquias hasta el estadio de las Fuerzas Áreas, a las afueras de la macrourbe cairota, donde se ha celebrado la ceremonia. Gracias a una dispensa papal, pese a celebrarse el sábado por la mañana, contará como la eucaristía del domingo , en deferencia a aquellos como John, que han venido desde países como Sudán, dándole a la celebración el rostro más africano.
En un carrito abierto, el Pontífice ha dado una vuelta de honor al estadio mientras los espectadores, portando banderas de países como Sudán del Sur, Vaticano o incluso México y Venezuela, se alzaban al grito de «Baba Francis». Mañana, vuelta a la normalidad . «¿Crees que esta visita del Papa, el diálogo interreligioso con Al Azhar (máxima autoridad académica del islam suní), cambiará la situación de los cristianos en Egipto?»; «Esperamos», responden. Víctimas de creciente violencia sectaria, que «ha quebrado» la modélica convivencia entre cristianos y musulmanes en Egipto, y cada vez más alienados de sus vecinos los musulmanes -el 90% de la población egipcia- gracias al discurso radical de clérigos radicales, muchos cristianos están pensando en abandonar el país, cuna de una de las iglesias más antiguas del mundo.
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