El Papa estrena audiencia general sin fieles para evitar el contagio de coronavirus
Ha recordado «a todos los que sufren incertidumbre por la propia enfermedad» y dado las gracias al personal sanitario
Coronavirus, la última hora del COVID-19 en directo
En riguroso respeto a las normas sanitarias para evitar el contagio de coronavirus en reuniones masivas, el Papa Francisco ha estrenado este miércoles la nueva modalidad de audiencia general sin fieles, difundida en «streaming» en el canal de YouTube del Vaticano y retransmitida por numerosas televisiones católicas.
Francisco tenía aspecto llamativamente cansado y preocupado. A veces bajaba inconscientemente el tono de voz.
Sentado delante del cuadro de la Resurrección del Perugino que preside la Biblioteca , el Papa ha estado acompañado tan solo de diez personas: dos ayudantes de la Casa Pontificia y los lectores en los distintos idiomas, ampliamente separados entre ellos .
El Santo Padre ha leído su catequesis, dedicado esta vez a «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia (santidad) porque serán saciados», así como los resúmenes para los principales idiomas.
Al final se ha dirigido especialmente a los enfermos y «a todos los que sufren incertidumbre por la propia enfermedad ». Ha dado las gracias «a todo el personal de los hospitales, que están al lado de las personas que sufren». Y también «a todos los cristianos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que rezan en este momento, con independencia de la tradición religiosa a la que pertenecen».
A continuación ha añadido: «No quería que esta epidemia tan fuerte nos haga olvidar a los pobre sirios, que están sufriendo en la frontera entre Grecia y Turquía. Es un pueblo que sufre desde hace años, huyendo de la guerra, el hambre y las enfermedades. Tantos niños están sufriendo allí…».
Un par de horas antes, en la misa de las siete de la mañana, que celebra sin público pero que ahora se transmite en “streaming”, el Papa había pedido oraciones por «nuestros hermanos y hermanas encerrados en las cárceles», ya que ha habido motines en más de una docena de prisiones , incluido uno grave con nueve muertos en Módena.
En la audiencia general ha dado las gracias a la capellanía de la cárcel de Padua, que ha preparado el texto del Vía Crucis del próximo Viernes Santo en el Coliseo, distribuyendo las estaciones entre presos, guardias, funcionarios y capellanes .
Respetando las normas de «yo me quedo en casa» emanadas por el gobierno italiano, la mayoría de los empleados del Vaticano permanece ausente, e incluso se han suspendido el acceso a los distintos comedores par evitar encuentros de personas. En cada departamento, alguien se encarga de ir a buscar cada día las comidas de viaje en bolsas individuales para los que realizan los servicios mínimos.
Entre los empleados que permanecen en casa empieza a cundir la idea de tomar este parón forzoso como las vacaciones de agosto: estar con la familia, leer, escribir, ver videos, escuchar música y salir para hacer deporte al aire libre.
A diferencia del pasado domingo, las pantallas gigantes de la plaza de San Pedro han permanecido apagadas pues el acceso está bloqueado por las autoridades italianas desde el martes.
La plaza permanece ahora vacía no solo de personas sino muchas veces incluso de palomas y gaviotas pues, como no hay peregrinos desde el domingo, ya no encuentran nada que comer.
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