El Papa anuncia que viajará a Eslovaquia y Hungría en septiembre
Hará una parada exprés en Budapest probablemente por incomodidad con la política migratoria de Viktor Orbán
Durante el rezo del Ángelus, pocas horas antes de ingresar en el Hospital Gemelli, el Papa anunció que en septiembre viajará a Eslovaquia, donde visitará cuatro ciudades. El viaje, del 12 al 15 de septiembre, comenzará con una parada exprés en Budapest, donde clausurará el Congreso Eucarístico Internacional.
«Si Dios quiere, viajaré a Eslovaquia para realizar una visita pastoral», dijo Francisco, centrando curiosamente la atención de la visita solo en ese país. «Llegaré el 12 por la tarde». Entre los numerosos fieles que ayer se acercaron a la plaza de San Pedro había un grupo de eslovacos que aplaudieron con entusiasmo tras el anuncio del Papa: «¡Están contentos!», bromeó Francisco. «Antes concelebraré en Budapest la Misa de clausura del Congreso Eucarístico Internacional», explicó.
Aparentemente Francisco quiere evitar una visita de Estado a Hungría, probablemente por incomodidad con la política migratoria de Viktor Orbán. Sin embargo, los obispos confirmaron que habrá una reunión de cortesía con el Gobierno. «Antes de la Santa Misa, Francisco se reunirá por separado con los representantes del Estado, es decir, el presidente János Áder, el primer ministro Viktor Orbán, miembros del Gobierno y otros altos dignatarios», aclaró la conferencia episcopal húngara.
Francisco ya había adelantado el esquema de la visita durante la rueda de prensa en el vuelo de regreso de Irak, el pasado mes de marzo. «Iré en septiembre a Hungría para la misa final del Congreso Eucarístico Internacional . No será una visita al país, iré sólo para la misa», aclaró. Y como Budapest está a dos horas en coche de Bratislava, ¿por qué no hacer una visita a Eslovaquia?», comentó.
En Eslovaquia visitará la capital, Bratislava, y otras tres ciudades, Presov, Kosice y Sastin. «El programa del viaje se publicará en su momento», explicó el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni.
Presov es la tercera ciudad más grande del país y tiene una gran tradición cultural, mientras que Kosice es una urbe fronteriza cercana a Polonia, Ucrania y Hungría. Sastin, en cambio, está en una zona muy católica, en la región de Trnava. Juan Pablo II estuvo dos veces en Eslovaquia, una en 1995 y otra en 2003. También visitó Hungría dos veces, la última hace justo 25 años. La mejor situación sanitaria permitirá a Francisco retomar su agenda de viajes. El Vaticano está estudiando posibles visitas a Malta y Grecia, y da por seguro la presencia del Papa en la Cumbre del Clima de Glasgow en noviembre.
«Dictadura de los prejuicios»
El Papa Francisco tenía buen aspecto y sonreía por la valentía de los numerosos peregrinos que asistieron al ángelus a mediodía en la plaza de San Pedro a pesar del intenso calor romano.
Francisco hizo una breve reflexión sobre el Evangelio de este domingo, y recordó que en Nazaret pusieron a Jesús la etiqueta de «el hijo del carpintero». Explicó que el peso de los prejuicios les impidió escucharlo abiertamente, pues «nadie es profeta en su tierra».
«Es un riesgo que todos corremos: pensamos que sabemos mucho de una persona, la etiquetamos y la encerramos en nuestros prejuicios», añadió.
Para Francisco, la clave de esta «dictadura de los prejuicios» es que «buscamos que la vida, las experiencias o las personas confirmen nuestras ideas y a nuestros esquemas, para no tener que hacer el esfuerzo de cambiar».
Francisco dijo que esto ocurre también con la religión. «Pensamos que conocemos a Jesús, que sabemos ya mucho sobre Él y que nos basta con repetir las oraciones de siempre. Pero sin apertura a la novedad y a las sorpresas de Dios, sin asombro, la fe se convierte en una letanía cansada que lentamente se apaga».
Igual que «para los paisanos de Jesús era escandaloso que la inmensidad de Dios se revelase en el hijo del carpintero, que se escondiera en un rostro, en las palabras y en los gestos de un simple hombre», también hoy es más cómodo imaginarse «un dios abstracto y distante, que no se entromete en las situaciones y que acepta una fe lejana de la vida, de los problemas, de la sociedad; o un dios de efectos especiales, que hace solo cosas excepcionales y da siempre grandes emociones».
El Papa recordó que para los cristianos, «Dios se hace cercano a nosotros en la normalidad de nuestra vida cotidiana. Y como los paisanos de Jesús, corremos el riesgo de que, cuando pase, no lo reconozcamos». Por eso aconsejó «tener ojos y corazón libres de los prejuicios y abiertos al asombro, a las sorpresas de Dios, escondido en la vida de cada día».