El Papa afirma: «Yo también me arrodillo en las calles de Myanmar»
Pide que cese la matanza de manifestantes contra el golpe militar
Sumándose al gesto valiente de varias religiosas en fotografías que han dado la vuelta al mundo, el Papa Francisco ha afirmado este miércoles: «Yo también me arrodillo en las calles de Myanmar y digo: ¡que cese la violencia! También yo extiendo mis brazos y digo: ¡que prevalezca el diálogo!». El Papa visitó tanto ese país como Bangladesh en 2017 para ayudar a los rohingya.
El Santo Padre se ha referido a la matanza de casi dos centenares de manifestantes contra el golpe militar llevado a cabo por el general Min Aung Hlaing el pasado uno de febrero.
Al término de la audiencia general -en «streaming» por el confinamiento- el Papa ha lamentado que «una vez más y con gran tristeza siento la urgencia de evocar la dramática situación de Myanmar , donde tantas personas, especialmente jóvenes, están perdiendo la vida para ofrecer esperanza a su país».
Las religiosas se han arrodillado ante policías antidisturbios y soldados para implorar que no disparasen contra manifestantes .
El Santo Padre teme que los militares birmanos repitan la marea de asesinatos del golpe de 1988: unos quinientos manifestantes en las calles, y más de tres mil personas en otros lugares.
Francisco ha añadido que «durante esta semana me han preocupado las noticias que llegan desde Paraguay», por lo que ha invocado «un camino de diálogo sincero para hallar soluciones adecuadas a las actuales dificultades, y así construir juntos la paz tan añorada. Recordemos que la violencia siempre es autodestructiva. Con ella no se gana nada, sino que se pierde mucho».
Al término de su catequesis, dedicada a la oración al Espíritu Santo, «que nos transforma y nos hace experimentar la alegría de sabernos amados y habitados por Dios», el Papa se ha despedido recordando que este viernes se celebra la fiesta de San José y el comienzo del Año especial de la Familia «La alegría del amor».
Ha invitado a todos los fieles a pedir ayuda a San José y a «ser sabios como él, dispuestos a comprender y a poner en práctica el Evangelio».
