Religión

El Papa abre la primera Puerta Santa de la historia en una estación ferroviaria

Es un refugio para personas sin techo en la Estación Termini de Roma

El papa Francisco saluda tras haber abierto la Puerta Santa de un albergue y comedor de Cáritas en Roma EFE

JUAN VICENTE BOO

El Jubileo de la Misericordia es distinto a todos los anteriores, no sólo porque se celebra en todo el mundo, con puertas santas en todas las catedrales, sino también porque incluye puertas santas sin precedentes en la historia, como las de las celdas de las prisiones.

El viernes por la tarde, el Papa Francisco abrió la primera Puerta Santa en una estación ferroviaria , concretamente, la del refugio para personas sin techo de la Cáritas en la Estación Termini , la mayor de Roma, en torno a la que se mueven cientos de personas con problemas económicos y de salud.

Igual que hizo el pasado 29 de noviembre en Bangui, la capital de la República Centroafricana, y el pasado 8 de diciembre en la basílica de San Pedro, el Papa empujó con las dos manos la puerta de cristal que da acceso al albergue donde cada noche dan de cenar a 500 personas sin recursos y pueden alojar, para dormir, a 195 personas sin techo. Sobre la puerta, el logotipo del Jubileo, identifica el lugar de la indulgencia , lo mismo que una inscripción en el pavimento bajo el dintel.

Los participantes en la ceremonia de apertura y la misa fueron exclusivamente los beneficiarios de la actividad del centro, con el que colaboran el Ayuntamiento de Roma y la compañía ferroviaria italiana.

El ambiente era muy digno, sereno y alegre a la vez. Impresionaban mucho los rostros, y la variedad de rasgos. Si bien predominaban las ancianas, había también algunos jóvenes y varias muchachas africanas, probablemente rescatadas de las redes de tráfico y explotación de personas. Tambien niños pequeños con sus madres.

«... me lo habéis hecho a mí»

Si desde el jubileo del año 1300 las indulgencias se pueden ganar en los templos, el Papa Francisco ha añadido para este jubileo extraordinario también los lugares donde se da culto práctico a Dios sirviendo a los demás por amor a Él, como enseñó Jesucristo. En la parte interior de la puerta campea una frase de Jesús en el juicio Final. Precisamente la clave de la elección de los bienaventurados: «…me lo habéis hecho a mí».

El Papa comentó en su homilía que « si quieres encontrar a Dios, búscalo en la humildad y en la pobreza », y recordó precisamente el motivo de la selección de los justos en el Juicio Final: «porque estaba hambriento y me disteis de comer; estaba sin techo, y me acogisteis; estaba en la cárcel y vinisteis a visitarme…».

Era el premio por cumplir el consejo de ayudar a los demás, impartido en el sermón de la Montaña, que el Papa recomienda meditar juntos en dos textos de San Mateo, el capítulo 5 y capitulo 25.

Como siempre, el Santo Padre invitó a hacer examen de la propia conducta y aconsejó «a todos los ciudadanos de Roma» pedir una gracia muy especial: «la de sentirse rechazados, y así podremos acercarnos a quienes lo están, y acogerles».

Al acabar la misa, el Papa les saludó a todos uno por uno, posó para fotos con los niños y todos los selfies que le pidieron. Estaba feliz. Mucho más que cuando le reciben en lugares importantes o cuando le aplauden estadios enteros.

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