XVII edición de los Premios ABC Solidario
Un pacto contra la desigualdad social en plena pandemia
Los galardones de este periódico reparten un total de 100.000 euros gracias al patrocinio de Telefónica y Santander
Con el patrocinio de Telefónica y Santander la XVII edición de los Premios ABC Solidario ha galardonado a cinco proyectos y entidades con un total de 100.000 euros, pero se beneficiarán de ello miles de personas de todo el mundo. Un pacto contra la desigualdad social en plena pandemia en el que mayores o niños, españoles o extranjeros podrán mejorar su calidad de vida gracias al apoyo de organizaciones con un objetivo común: ayudar.
Modalidad proyecto solidario
Primer premio: 40.000 euros para Asociación Niños del Tambo
El refugio de madres e hijos que han crecido en cautividad
La selva central peruana es una de las zonas donde más donde más atacó Sendero Luminoso, una organización terrorista relacionada con el tráfico de drogas que ha tenido a muchas familias secuestradas para cultivar cocaína. La asociación Niños del Tambo, con 10 empleados sobre el terreno, ha sido premiada por su proyecto para la construcción y puesta en marcha de un albergue gratuito en la zona–con un coste de más de 200.000 euros– para 60 madres jóvenes, con hijos en edad escolar, donde se les da acogida, mediante habitación y alimento.
«Es una iniciativa para atenderlas y darles una formación para que las mujeres y sus hijos puedan valerse por si mismas», explica a ABCErnesto García, presidente de la asociación.
El objetivo principal es mejorar la calidad de vida de la población indígena Asháninka, «que se encuentra en una situación de riesgo». Se trata en su mayoría de mujeres que han quedado embarazadas muy jóvenes en las que el hombre no ha llegado ni siquiera a conocer el estado de embarazo o que ha abandonado a la madre con posterioridad, evitando así asumir su responsabilidad. También se da el caso de mujeres que han sido rescatadas de los campos de trabajo que todavía mantiene Sendero Luminoso. «Nacieron en cautividad, sus padres han fallecido y además han sufrido abusos y explotación sexual, lo que ha dado lugar a embarazos no deseados», detalla García.
En el proyecto la asociación busca la liberación de las madres y sus hijos para que puedan tener un trabajo y huir de la espiral de pobreza en la que se encuentran. Cuando estén preparadas y tengan los conocimientos suficientes podrán ser independientes y buscar asentamientos definitivos, quedando las plazas libres para otras mujeres y sus pequeños. Están involucrados en el proyecto, además de la propia entidad, la mancomunidad municipal NORVRAEM, el ayuntamiento de Sevilla, la municipalidad de Selva de Oro y la asociación Nojananekite.
La Asociación Niños del Tambo lleva casi 20 años desarrollando labores sociales entre las comunidades indígenas de la selva amazónica central de Perú, «atendiendo a más de 5.400 personas en salud, con plantaciones de cacao que han beneficiado a más de 450 familias, formando cooperativas de producción a indígenas desfavorecidos, facilitando los estudios a jóvenes mujeres indígenas alejadas de los centro educativos, formado en sus derechos fundamentales a más de 7.200 mujeres Indígenas, creando huertos y gallineros a más de 120 familias dispersas y aisladas en la selva», indica el presidente de la asociación. La vulneración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible como el fin de la pobreza, hambre cero, la igualdad de género, el trabajo decente o la reducción de las desigualdades es evidente en la zona y «no puede pasar desapercibida», insiste García. No solo está en juego la supervivencia de las mujeres y sus hijos, sino la recuperación y una mejora de la forma de vida de la población indígena de la zona, beneficiaria indirecta del proyecto de la asociación.
Segundo premio : 20.000 euros para Solidaridad, Educación y Desarrollo
Tercer premio : 10.000 euros para Cáritas Diocesana de Barcelona
Modalidad entidad solidaria
Premio único : 20.000 euros para Fundación New Health
Optimizar recursos para mejorar los cuidados paliativos
A los cuidados paliativos les queda mucho por mejorar, pero no solo hacen falta más recursos, también hay que coordinar y organizar los que ya hay para que funcionen de manera adecuada. Esta es la labor de la Fundación New Health, que crea e implanta metodologías que puedan ser aplicadas en todo el mundo para mejorar la calidad de vida y del final de la misma.
La metodología es replicable y se adapta al contexto en el que se vaya a aplicar. De hecho ahora mismo está presente en España, Brasil, Perú, Estados Unidos y Colombia y llega a 15.000 pacientes cada año. No tiene como objetivo reducir costes al sistema de salud, pero sí es una de sus consecuencias. «Hay pacientes complejos que a veces hay que hospitalizar, pero no porque lo requieran sino porque no hay una gestión proactiva. Cuando hay un programa que te permite identificar de manera temprana las necesidades y preferencias del paciente puedes evitar todo ese consumo hospitalario», explica Isabel Donado directora general de la fundación.
Su fundador, Emilio Herrera Molina, médico especialista en Cuidados Paliativos, tenía muy claro que debía llegar a la mayor cantidad de personas posibles, por eso implantó un sistema de ayuda indirecta que consiste en asesorar a organizaciones sanitarias. «Entre el 70 u 80% de personas fallecemos por una enfermedad crónica y progresiva y necesitaremos cuidados paliativos», avanza Donado.
Modalidad voluntariado universitario
Premio único : 10.000 euros para Universidad de La Laguna
Recuperar las «ganas de vivir» de los mayores
Con apenas mil euros la Escuela de Enfermería Nuestra Señora de Candelaria, un centro adscrito a la Universidad de La Laguna (ULL), consiguió lanzar hace apenas un año el proyecto «Nunca solo» para paliar la soledad no deseada de once mayores de Tenerife. Ahora, con el premio de ABC y un ‘crowfunding’ que lanzaron viendo el éxito del proyecto, quieren alcanzar a muchos más usuarios.
«Nos costó mucho llegar a los mayores pero los participantes están profundamente agradecidos. Es un grupo pequeño, pero se han creado unos vínculos muy positivos. De hecho hay que gente que nos dice que ha recuperado las ganas y la pasión por vivir», explica Marta Rodríguez, una estudiante de enfermería y promotora del proyecto. Al principio «hubo dificultades porque las familias no querían que tuvieran contacto con personas ajenas, pero se solucionó y el 100% de las personas que entraron en el programa quieren volver a repetir», afirma Begoña Sánchez, profesora doctora de la ULL y mentora del proyecto.
La iniciativa cobra ahora más sentido que nunca, ya que los voluntarios son estudiantes de enfermería que ayudan a los mayores a socializar y en actividades rutinarias como ir a la compra para que elijan de forma saludable. Su compañía palia la soledad no deseada y el aislamiento social, un problema cada vez más frecuente que se ha agravado a raíz de la crisis sanitaria derivada del Covid-19.
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