Oriol Mitjà: De superhéroe a fantasma

El adjetivo catalán «ximple» tiene una traducción poco científica al español. Es más grave que «tonto» y no tanto como un «imbécil» o «idiota», aunque suele decirse con el desprecio de estos dos últimos. Y precisamente banda de «ximples» es lo que el doctor Oriol Mitjà les ha acabado llamando al Govern y al presidente de la Generalitat

Mitjà, recogiendo un premio junto a Quim Torra y Antonio Asensio EFE
Salvador Sostres

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El adjetivo catalán «ximple» tiene una traducción poco científica al español. Es más grave que « tonto » y no tanto como un «imbécil» o «idiota», aunque suele decirse con el desprecio de estos dos últimos. Y precisamente banda de «ximples» es lo que el doctor Oriol Mitjà les ha acabado llamando al Govern y al presidente de la Generalitat. Es el fin de trayecto de su encumbramiento y caída como epidemiólogo nacional de Cataluña . El doctor, decepcionado por cómo Torra va a gestionar el rastreo de los nuevos infectados para su identificación, aislamiento y tratamiento, despachó de este modo a los que no hace ni dos meses eran sus más fervientes devotos y soñaban con que una vacuna catalana salvaría a la Humanidad como paso inmediatamente previo a la ansiada independencia.

La campaña popular de captación de fondos «Yomecorono» recaudó casi 2,4 millones de euros en un mes. El objetivo era financiar dos proyectos de investigación. El primero, impulsado por el departamento de Salud de la Generalitat y liderado por Oriol Mitjà , buscaba demostrar la eficacia de la hidroxicloroquina en la prevención del contagio del Covid-19. Anunciado como una pócima milagrera, en la carrera por hallar la vacuna, su resultado ha sido un fracaso, y no ha demostrado lo que pretendía. Pese a sus decepcionantes resultados, el ensayo arroja pistas que podrían ser de interés científico, pero cuando uno promete una vacuna en tiempos de pandemia, cualquier medianía resulta un fiasco.

Seguramente eclipsado por las promesas del primero, el segundo estudio al que se dedicó el dinero recaudado, lo impulsa el doctor Bonaventura Clotet , desde irsiCaixa, con el Barcelona Supercomputing Center (BSC) y el Centro de Investigación en Sanidad Animal del IRTA (Instituto de Investigación y tecnología Agroalimentaria), con apoyo de Grifols. Más prudente en las expectativas y en el calendario, habrá que esperar si éste ensayo juega algún papel relevante en el camino hacia la vacuna .

En el entorno del Hospital Clínic y del Instituto de Salud Global de Barcelona, Isglobal, liderado por el doctor Antoni Trilla , han puesto el empeño, con acierto, en la prevención, en la divulgación y en la protocolización de los ensayos serológicos, sin descuidar la investigación, pero de modo más discreto. Destaca el estudio COVID-Preg de la doctora Clara Menéndez en torno a la progresión de los síntomas del coronavirus durante el embarazo, y el del doctor José Muñoz, que analiza la eficacia de la hidroxicloroquina como tratamiento profiláctico en 440 profesionales sanitarios.

En la investigación científica, muchos fracasos son necesarios para dar con el remedio exacto. No haber logrado la «vacuna» no es lo que se le reprocha a Oriol Mitjà, sino más bien su actitud, que ha sido tomada por muchos como una burla al dolor de tantas familias, en su guerra de egos y la confrontación cantonal de agitar una supuesta superioridad catalana frente a la « pobre España ». Con su mezcla de talento y arrogancia, Mitjà ha dado lecciones a todo el mundo y cuando el mundo ha asistido al momento de validarlas con sus resultados, se ha encontrado con un total fracaso.

En su fulgurante periplo, Mitjà se enemistó con su mentor, Antoni Trilla, jefe de medicina preventiva del Hospital Clínic, al sentirse abandonado cuando el doctor Bonaventura Clotet le fichó para liderar el ensayo clínico sobre la hidroxicloroquina en el instituto IrsiCaixa. El doctor Clotet, que lo promocionó y protegió, ha quedado « sorprendido » -por decir lo menos- con el afán de protagonismo del joven doctor. Además, la alta suma de dinero que el entusiasmo independentista aportó a su más reciente ídolo, no sólo no ha dado la vacuna esperada sino que ha acabado con el ídolo destronado. No es la primera vez que el saco roto es el destino de este movimiento político.

En la vertiente más partista, esta crisis ha vuelto aún más insalvables las relaciones entre Esquerra y Convergència . Si los republicanos hacen burla del «nuevo héroe de pacotilla de Puigdemont», en referencia a Mitjà, los convergentes hurgan en la muerte descontrolada en las residencias de ancianos, le reprochan a la consejera de Salud, Alba Vergés (ERC), que se pusiera a llorar cuando anunció que iba a confinar su pueblo de Igualada, y más va en general, una gestión mediocre y errática. También los partidarios de Torra y de Puigdemont cargan contra el consejero republicano de Educación, Josep Bargalló, por permitir que los niños jueguen entre ellos sin ninguna limitación en las piscinas, las playas o los restaurantes y en cambio se les impida volver con normalidad al colegio.

Mitjà ha pasado de paladín mediático, de icono gay por comparecer junto a su novio en programas de la tele, a fracasado y marginado por el poder que le proyectó. De superhéroe a fantasma. Otra estelada que se rasga mientras se vuelven a llenar los restaurantes y las playas, y todo el mundo tiene ganas de beber, reír y olvidar.

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