Olvídese de lo que sabía sobre la migraña: ni el chocolate ni las naranjas la desencadenan
El origen de la migraña no está en los alimentos ni en algunos malos hábitos, sino en al defectuosa adaptación del cerebro a los estímulos del entorno
«Doctora, perdone... Mi hija lleva días diciendo que no puede dormir porque pían los pájaros...». La familia de esta menor buscaba respuesta a la angustia de su pequeña y finalmente la encontró. «Su hija padece migraña», le dijo a los padres la doctora Patricia Pozo Rosich, responsable del Migrain Adaptative Brain Center del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, un centro pionero en España que replantea el enfoque terapéutico de la enfermedad.
Durante años esta patología neurológica, la segunda más incapacitante a nivel mundial que se manifiesta en fuertes dolores de cabeza y otros síntomas como hipersensibilidad a la luz y al ruido, náuseas, y alteración de la cognición, se había abordado sin centrarse en su origen fisiológico.
«Está en el individuo»
Tras décadas alentando desde la medicina falsos mitos sobre la enfermedad, la comunidad científica coincide ahora en que «la migraña no está en la alimentación ni en los malos hábitos, sino en el individuo».
Esta frase revolucionaria que destierra definitivamente la idea preconcebida que relaciona directamente la migraña con el ritmo de vida y el consumo de determinados alimentos (chocolate, naranjas, leche, café,...), resume lo que se conoce como biofuncionalismo, una nueva forma de abordar la patología, que rompe con la visión tradicional del tratamiento, muy vinculada a los fármacos.
«La migraña se había vinculado con la ingesta de determinados alimentos como el chocolate, las naranjas o el café; pero a día de hoy no hay ninguna constatación científica de que haya una relación entre comer éstos y otros alimentos y la aparición de los ataques», aclara en declaraciones a ABC la doctora Pozo Rosich.
Cafeína: arma de doble filo
Hace, no obstante, un aparte con el alcohol y la cafeína. «La cafeína es un arma de doble filo. Por un lado, va bien porque tiene un efecto vasoconstrictor, pero por otro, si tomas cafés en exceso, los dolores se cronifican. Ocurre algo parecido a lo que pasa con el ibuprofeno» , apunta la especialista. Pozo señala también al alcohol.
«Está demostrado que el alcohol causa dolor de cabeza, al igual que también lo provoca el ayuno», recuerda la responsable del Migrain Adaptative Brain Center . «Está más que probado que el ayuno o comer de forma convulsiva puede desencadenar migraña», dice la experta.
Una vez desterrada la alimentación y los malos hábitos como causantes de la enfermedad, los especialistas en migraña ponen ahora el foco en intentar averiguar qué le ocurre al cerebro de los migrañosos, entender cómo se comporta este órgano, el más complejo del ser humano, en los momentos previos a la aparición de un ataque. «Solo así -añade la neuróloga-podremos mejorar el control de la patología», altamente incapacitante y que afecta principalmente a mujeres (ocho de cada diez de los afectados). El nuevo centro de migraña de Vall d’Hebron , que ella lidera, conjuga, en este sentido, investigación clínica y actividad asistencial y ofrece también a los pacientes formación y educación. «Es importante que los afectados entiendan qué le ocurre a su cerebro, por qué les sobrevienen las crisis. Les damos información que les ayudará a manejar mejor sus vidas», dice la especialista. ¿Cómo se comporta el cerebro de una persona con migraña con respecto al de un individuo libre de la enfermedad? La diferencia ha de buscarse en la capacidad de ambos cerebros de adaptarse al entorno.
Cuando el cerebro sano capta estímulos externos reacciona con el objetivo de la supervivencia. « Ante un grito de ‘¡Fuego!’ se activa , entiende que la señal de alarma es importante», explica la especialista. Sin embargo, cuando se enfrenta a un ruido que no conlleva peligro como el persistente martilleo de unas obras en el piso de los vecinos, el cerebro no migrañoso activa mecanismos que minimizan el impacto.
Dificultad de adaptación
«Llega un momento que apenas lo oyen», añade la especialista. El cerebro sano tiene capacidad para aislarse de determinados ruidos, para focalizar su atención en lo importante. Por contra, «el cerebro con migraña tiene afectada esta capacidad adaptativa y no logra minimizar este ruido molesto. El ruido persistente hace que se bloqueen las neuronas, el cerebro se resetea y se produce un ataque de migraña», explica Patricia del Pozo Rosich. El reto de los neurólogos es entender todos estos mecanismos de adaptación del cerebro al entorno.
«Disponer de esa información nos ayuda a identificar hábitos y diseñar tratamientos que pueden mejorar la salud cerebral de los afectados y de la sociedad en general», precisa la especialista, quien recuerda que la migraña, enfermedad que padecen más de 4,5 millones de personas en España, padecen migraña está documentada como dolencia desde hace años. « Ya existía en los tiempos inmemoriales del César », añade la neuróloga.
¿Con qué palabra definiría un cerebro migrañoso? «La palabra es asustadizo» , define la experta y lo explica.
Cerebro asustadizo
«Son cerebros que conocen sus dificultades de adaptación al entorno, por esto están siempre en alerta, con miedo a que haya un cambio en el entorno», dice Pozo. Los efectos que causa un ataque de migraña son invalidantes. «El cerebro no puede pensar, a los afectados les cuesta hablar, les molesta mucho todo el entorno y a ello le sumas un dolor inflamatorio intenso», apunta la responsable del Migrain Adaptative Brain Center de Barcelona. El dolor que sienten algunos pacientes con migraña es, según describen, «superior al que se siente con un cólico nefrítico».
¿Qué es lo que perciben las personas que sufren migraña? El cuadro es múltiple: el cerebro es incapaz de pensar, tienen dificultad para hablar, les molestan los estimulos más imperceptibles del entorno. Ante todo, sienten intenso dolor inflamatorio. Así lo resumen los especialistas en base a la descipción que dan los propios pacientes. «El cerebro está en una silla de ruedas. El dolor de unos tres días de duración es inflamatorio. A través de las arterias de las meninges pasan unos péptidos inflamatorios (CGRP) -gen de la calcitonina- que se liberan en exceso cuando se produce un ataque de migraña», dice Pozo Rosich.
Teniendo en cuenta este mecanismo se han diseñado unos anticuerpos monoclonales (ya están aprobados en Estados Unidos y algunos países de Europa) contra esta proteína. «En concreto, lo que hacen es liberar un antídoto contra ella y actúan de forma preventiva», explica la experta. Esta es solo una de las formas de abordar clínicamente la dolencia. Desde hace años existen diferentes tratamientos farmacológicos dirigidos a minimizar el impacto de las crisis en los afectados y prevenir la aparición de los ataques. «La medicina pretendía hacer medicina de batalla, aunque al igual que en el abordaje de otras dolencias es imporante utilizar la medicina de precisión», señala Patricia Pozo-Rosich.
Para tratar los cuadros de migraña empezó a utilizarse el sumatriptan, un agonista (sustancia que es capaz de unirse a un receptor celular y provocar una acción determinada en la célula generalmente similar a la producida por una sustancia fisiológica) selectivo del receptor 5-HT1D que interviene en la contracción vascular craneal y alivia los ataques agudos de migraña y cefaleas. El handicap del tratamiento fue que «su posible contraindicación para los infartos», señala Pozo. Otra barrera importante para los pacientes era que debe tomarse en el momento justo para que sea afectiva; es decir, ni cuando el ataque ya está en la fase aguda ni después, sino cuando se adivina que va aparecer, señalan los expertos. «Debes tomarlo pronto pero sin anticiparte y eso para algunos pacientes resulta complicado de determinar», precisa la experta del Vall d’Hebron.
A nivel preventivo también se descubrió que los antidepresivos, los antagonistas del calcio y otros fármacos que ya existían iban bien para la migraña. No obstante, algunos de ellos causan efectos adversos desagradables para la población como el incremento de peso. Como tratamiento intermedio, en el año 2012 de aprobó también el uso del Botox para combatir la enfermedad.
Botox para prevenir los ataques
El Botox es un medicamento que emplea un tipo de la toxina botulínica a fin de paralizar temporalmente la actividad muscular. «Se hizo popular por su finalidad estética y su capacidad para reducir las arrugas. No obstante, también ha demostrado ayudar a algunas personas a prevenir migrañas crónicas», explica la neuróloga. «Muchas de las mujeres con migraña que se inyectaban botox en la frente con una finalidad estética vieron que mejoraban sus dolores de cabeza», añade. Tratamientos al margen, los expertos coinciden en que la mejor arma para manejar la migraña es «educar a los pacientes». Esta será, según avanza Pozo Rosich, una de las prioridades del Migraine Adaptative Brain Center, centro que han sido posible gracias al apoyo de La Caixa. En España, más de 4,5 millones de personas padecen migraña. La enfermedad cuesta más de 1.800 millones anuales al Estado.