El obispo chileno Juan Barros deja su diócesis en víspera de la nueva inspección ordenada por el Papa
El Papa emprende la «limpieza» en Chile relevando a los tres primeros obispos

El Papa Francisco ha comenzado la «limpieza» en el episcopado de Chile aceptando este lunes la renuncia del obispo de Osorno, Juan Barros, de 61 años de edad, encubridor de los abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima , así como la de los obispos de Valparaíso y Puerto Montt, quienes las habían presentado por cumplir los 75 años de edad.
El polémico obispo Juan Barros , será sustituido provisionalmente al frente de la diócesis de Osorno -una ciudad de 150.000 habitantes en el sur del país- por el franciscano Jorge Enrique Conchua Cayuqueo, obispo auxiliar de Santiago de Chile.
Precisamente mañana martes llegan a Chile enviados de nuevo por el Papa el arzobispo de Malta, Charles Scicluna , y el sacerdote de la Congregación de la Doctrina de la Fe, Jordi Bertomeu.
Su misión es escuchar a las víctimas de abusos, a los sacerdotes y a los fieles de la diócesis de Osorno del jueves 14 al domingo 17 para devolver la calma y ayudar a restablecer la unidad. Su investigación se prolongará después otros dos días en la nunciatura de Santiago de Chile.
A su vez, la diócesis de Valparaíso, la segunda ciudad del país y puerto importante en el Pacífico, queda provisionalmente en manos de Pedro María Ossandón Buljevic, otro de los obispos auxiliares de la capital; y la de Puerto Montt , al sur del país, en las del religioso Ricardo Basilio Morales Galindo, provincial de los Mercedarios de Chile.
Nombrando tres administradores apostólicos, Francisco entrega las diócesis a personas que no están manchadas por el escandalo de encubrimiento y pasividad frente a los abusos sexuales de menores, y se toma el tiempo necesario para nombrar nuevos prelados cuando vaya quedando más claro el panorama de Chile, primer país en que todos los obispos han presentado su renuncia al Papa por falta de liderazgo individual y colectivo frente al abuso de menores.
En medios vaticanos se prevé que Francisco releve a más de un tercio de los 31 obispos con jurisdicción, empezando por los más negligentes y los otros tres que, junto con Juan Barros, eran seguidores del sacerdote abusador Fernando Karadima.
El pasado 31 de mayo, el Santo Padre envió una carta a todo «el Pueblo de Dios que peregrina en Chile» para invitar a los católicos a crear «una cultura libre de encubrimientos que terminan viciando todas las relaciones. Una cultura que frente al pecado genere una dinámica de arrepentimiento, misericordia y perdón , y frente al delito, la denuncia, el juicio y la sanción».
Francisco explicitaba «una de nuestras principales faltas de omisión: el no saber escuchar a las víctimas», y pedía a escuelas, universidades, centros sanitarios y ciudadanos en general «generar una sociedad donde la cultura del abuso no encuentre espacio para perpetuarse».
A principios de junio el Papa acogió durante tres días en Casa Santa Marta a siete sacerdotes chilenos entre los que había tanto víctimas de abusos de Fernando Karadima como otros que han ayudado espiritualmente a las tres víctimas -Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo- que Francisco había tenido como huéspedes en Casa Santa Marta durante cinco días a principios de mayo.
Con los siete sacerdotes vinieron también dos laicos «implicados en este sufrimiento», según informó el Vaticano los días previos a la visita. Eran un total de nueve personas con experiencia en el modo de resolver el problema , y ayudar a superar la etapa más vergonzosa de la historia de la Iglesia en Chile.
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