El humo del Gobierno

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha anunciado con la solemnidad de las grandes ocasiones la autorización en España del primer ensayo clínico en humanos de una vacuna contra el Covid-19. Nunca un ministro habría convocado una rueda de prensa para anunciar la puesta en marcha de una investigación con un fármaco experimental, ni siquiera en estos momentos de urgencia pandémica. Pero con la epidemia desbocada y los sanitarios en pie de guerra , Illa necesitaba dar buenas noticias . Ha camuflado como un logro del Gobierno lo que en realidad es una iniciativa empresarial de éxito y una noticia esperanzadora para el mundo, si finalmente la vacuna demuestra su valía.

Si la farmacéutica Janssen ha elegido España como banco de pruebas no ha sido por una negociación meritoria del equipo de Pedro Sánchez. Ni porque el Ministerio de Sanidad haya pedido participar en el proceso de investigación para mostrar la calidad de nuestro tejido hospitalario. Janssen tiene una fuerte presencia en nuestro país con unidades muy potentes de investigación clínica que trabajan desde hace años con hospitales españoles, entrenados en este tipo de estudios . Esa experiencia para hacer investigación en las primeras fases de estudio de un fármaco es lo que convertía a España en uno de los mejores escenarios para probar una vacuna tan esperada. Pero ni el Gobierno ha buscado el ensayo, ni ha dado apoyo financiero al desarrollo de ésta y otras vacunas, como sí han hecho Estados Unidos o el Reino Unido.

El único mérito de Sanidad ha sido no obstruir en la autorización del ensayo clínico, gracias a la profesionalidad de la Agencia del Medicamento. Ellos son quienes han acelerado la maquinaria este verano para iniciar las pruebas del fármaco en una fase que aún es muy preliminar y a la que solo se invita a un selecto club de investigadores y hospitales.

Aún queda un largo camino científico para saber cuál será la mejor vacuna contra el nuevo coronavirus, capaz de proporcionar una protección eficaz y duradera en el tiempo. La de Janssen, basada en una estrategia de terapia génica, es muy prometedora. Y más allá de sus resultados científicos, la compañía ya ha garantizado que se ofertará sin ánimo de lucro. Si tuviera éxito, España tampoco estaría en mejor situación para adquirir las primeras dosis por haber participado en la investigación. Nuestras cartas serían las mismas que las del resto de socios europeos.