José Francisco Serrano Oceja
La Nunciatura Apostólica
La capacidad del Nuncio para la «amistad política» es clave en la articulación de la «libertad de la Iglesia»
Las «Memorias» de destacados eclesiásticos españoles son una fuente imprescindible para construir la historia, y la intrahistoria, de la presencia de los Nuncios Apostólicos en España. Ahí tenemos como ejemplo las recientes de los cardenales Sistach, Sebastián y Estepa. O las anteriores de Cirarda, Tarancón o Mauro Rubio, entre otras. Recuerda por ejemplo el sacerdote madrileño Salvador Muñoz Iglesias, en su «Así lo vimos otros», alguna confidencia del Nuncio Luigi Dadaglio , artífice también de la contribución de la Iglesia a la transición política española, con el joyero y escultor madrileño Antonio Mesquida , confidente del santuario íntimo de la conciencia.
Esta semana, en la solemnidad litúrgica de los santos Pedro y Pablo, se celebrará la habitual recepción en la Nunciatura Apostólica de España con motivo del quinto año de Pontificado del Papa Francisco. El anfitrión será monseñor Renzo Fratini, actual inquilino del palacio de la calle Pío XII. Monseñor Fratini, hombre discreto donde los haya, tiene encomendado el oficio de representar al Papa ante los Estados y autoridades públicas y ante la Iglesias particulares. La capacidad del Nuncio para la «amistad política» es clave en la articulación de la «libertad de la Iglesia», un servicio que a lo largo de nuestra reciente historia los Nuncios en España han ejercido de forma magistral.
La relación con las Iglesias particulares es, incluso desde el punto de vista eclesiológico, más compleja. Las perspectivas que está abriendo el pontificado del Papa Francisco quizá alcancen también al rol de las Nunciaturas en búsqueda de un nuevo equilibrio de información entre las diócesis, los obispos, la Conferencia Episcopal, la Curia vaticana y el Papa. En una Iglesia en tensión sinodal, quizá sea hora de abrir, con la valentía que caracteriza al Papa, la posibilidad de una mayor presencia de laicos de prestigio en determinadas representaciones diplomáticas de la Santa Sede. Quizá llegue el día de una mayor coordinación en determinadas cuestiones, también accidentales, de algunas diócesis o de una mayor participación y trasparencia en los procesos de nombramientos, remociones y promociones episcopales. Todo ello para una más eficaz y evangelizadora presencia de una Iglesia hospital de campaña.