«Nunca ha tenido la menstruación y sus huesos son los de una anciana»: el desgarro de la madre de una joven anoréxica

«¿Por qué no puedo reír o llorar?», le pregunta Aleixandra, de 21 años, a su madre, según relata ella misma en Change.org. Hoy prevé reunir 300.000 firmas para pedir unidades especializadas en trastornos alimentarios

Aleixandra está siendo tratada a 250 km de casa. Las unidades privadas cuestan, de media, entre 2.000 y 9.000 euros al mes CHANGE.ORG y CUENTA DE TWITTER @PatriciayAleix \Video:Detectar y tratar la anorexia como madre

E. M.

Parecía una enfermedad casi olvidada, después del «boom» que a finales del siglo pasado y comienzos del presente protagonizó la anorexia. La madre de Aleixandra, Patricia Cervera está desesperada tras ocho años de enfermedad. Su desgarro ha activado la petición de firmas en la plataforma Change.org con la solicitud de unidades especializadas en todos los hospitales de tratamiento de trastornos alimentarios. Dice Patricia que en Andalucía no existen estas unidades en los hospitales y que a su hija la tratan a 250 kilómetros de su casa. «No hay ninguna unidad en toda la comunidad autónoma», reprocha.

Unas 400.000 personas sufren en España trastornos alimenticios. El 75% de las personas que padecen este tipo de enfermedades son muy jóvenes, tienen entre 12 y 24 años. La mayoría sufren anorexia y bulimia. En el caso de Aleixandra, sufre anorexia nerviosa.

En los próximos días Patricia va a entregar sus firmas pidiendo una unidad para su hija con anorexia y otros pacientes. Necesita un último empujón para llegar a las 300.000 hoy mismo. Esta es la cuenta de Twitter activada por esta «madre andaluza que se ha cansado de sufrir».

«Mamá, ¿por qué ya no puedo llorar ni reír?»… Cuenta la madre de Aleixandra que su hija le pide que, por favor, la deje morir, que ella no quiere seguir viviendo así… Y ella le dice, relata en la plataforma: «Cariño, ¡jamás voy a dejar que te apagues! ¡Te prometo que volverás a vivir!».

«¡Jamás voy a dejar que te apagues!», le dice su madre a Patricia en cada lamento

«Mi hija tiene anorexia desde los 13 años. A punto de cumplir 21, se encuentra en un estado de desnutrición severo. Nunca ha tenido la menstruación, no ha podido terminar sus estudios, sus huesos son los de una persona anciana, apenas tiene masa muscular, su estómago ya no acepta ni el agua, sus piernas apenas la pueden sostener, su cabecita cuelga hacia un lado, y su risa dejó de sonar para siempre...».

«A pesar de la gravedad de su enfermedad, en todos estos años la única opción de tratamiento que la sanidad pública ha dado a mi hija han sido consultas esporádicas en varios ambulatorios. Solo le han ingresado en un hospital en las ocasiones en las que su estado ha sido, literalmente, de vida o muerte. El resto de las veces le dan el alta o, lo que es lo mismo, le mandan a casa a morir lentamente.

Los casos más graves, como el de mi hija, necesitan hospitalización y atención profesional las 24 horas. Sin embargo, no existe en toda nuestra comunidad autónoma (Andalucía) un solo centro especializados en trastornos de la alimentación.

Por favor, firma para pedirle urgentemente a la Consejería de Sanidad de Andalucía que abra un centro especializado en trastornos de la conducta alimentaria. ¡Sobrevivir o no a la anorexia no puede depender de la comunidad autónoma en la que vivas!

Denuncia el abandono de la sanidad pública, en concreto la andaluza donde ellas residen, porque un centro privado cuesta 2.000 euros mensuales

Hay comunidades mucho más pequeñas, como Castilla-La Mancha, que tienen dos unidades especiales. ¿ Por qué Andalucía, cuatro veces más grande, no tiene ni una?

Para mi hija y otras tantas niñas, adolescentes y adultas, la ausencia de tratamientos adecuados convierte su trastorno en una enfermedad crónica con resultados irreversibles y un grave deterioro tanto físico como mental. A menudo esta enfermedad termina con la muerte, a veces porque la persona que la sufre no lo aguanta más y se suicida y otras muchas veces porque se produce un fallo en un órgano vital. Y cada día se detectan más casos y en edades más tempranas.

Basta ya de parches, por favor. Nuestras hijas necesitan un tratamiento real, continuado y específico para trastornos de la alimentación. Esto es MUY GRAVE», relata la madrede Patricia.

Los efectos son demoledores en toda la familia, advierte. «Su hermano y yo estamos agotados. En nuestro caso somos una familia monoparental y mis ingresos son los únicos que entran en casa. Como la sanidad pública no garantiza ningún tratamiento real para mi hija, me he tenido que endeudar para llevarla a especialistas privados. Un centro privado cuesta más de 2.000 euros mensuales». De hecho, de media, estos centros cuestan entre 2.000 y 9.000 euros al mes.

Patricia añade: «No sabes lo que es sentir que no puedes pagar lo que cuesta salvar la vida de tu hija. Lo de estas niñas es una auténtica tragedia que sufren en silencio. No tienen voz. Está apagada. Por favor, ayudemos a estas niñas antes de que sea demasiado tarde», pide esta mujer desesperada.

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