El nuevo rostro de los obispos
Los obispos han elegido un rostro al que no le da vértigo los focos en el escenario del juego político
Don Jesús Iribarren, el único secretario general en la historia de la Conferencia Episcopal Española que entró como sacerdote y salió del cargo como sacerdote, escribe en sus memorias: «Me dieron siempre igual las renovaciones de cargos en la Conferencia ; para mí estaría siempre bien el que los obispos designaran para cada puesto: ellos sabrían por qué». Y añadía líneas más delante sobre la repercusión periodística de su nombramiento: «A mejor amigo, mayores exageraciones. Tengo una serie de recortes que jamás podrían servir para una biografía medianamente creíble».
Hay una serie de datos de la biografía del nuevo obispo secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal , monseñor Luis Argüello, que bien merecen ser destacados y que, en cierta media, han sido determinantes como criterios de su elección. En la historia de ese organismo episcopal de comunión ha habido secretarios generales historiadores de la Iglesia, sociólogos, periodistas, teólogos. Pero nunca uno que fuera vocación tardía –que hubiera entrado en el Seminario ya de adulto-, que antes hubiera ejercido la docencia en una Facultad civil de Derecho y que se hubiera dedicado a la política y no precisamente, en aquellos tiempos de lucha, en el ámbito del centro-derecha. Se podría decir que los obispos han elegido un rostro al que no le da vértigo los focos en el escenario del juego político. El nuevo interlocutor de la Iglesia con la sociedad civil es un hombre que sabe por experiencia lo que significa la concordia y la reconciliación asentada en el período de la Transición española.
Monseñor Luis Argüello conoce también muy bien las dinámicas internas y externas de los movimientos de izquierda clásica. Entre otras razones porque en su biografía ha experimentado lo que significa que la ideología instrumentalice a la Iglesia y al cristianismo. Su relación con Julián Gómez del Castillo, un militante cristiano laico obrero que se separó de la Acción Católica obrera cuando ésta cayó en manos de la izquierda, le habrá vacunado de ciertas tentaciones. Por cierto, el nuevo secretario general es además el presidente de hecho de la Comisión para la causa de beatificación de Isabel la Católica.