Los nómadas digitales eligen Lisboa

Los empleados que proliferan con el teletrabajo se extienden a velocidad de vértigo y buscan la calidad de

vida. Los extranjeros están dispuestos a desembolsar el doble que un local para adquirir una vivienda

«Si se puede teletrabajar desde la selva, se puede hacer desde la sierra de Madrid»

Un paraíso español entre los grandes destinos del mundo para nómadas digitales

Lisboa, frente al Atlántico ABC
Francisco Chacón

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La consultora e inmobiliaria británica Savills certifica que la ciudad del mundo preferida por los nómadas digitales es Lisboa , tal cual testimonia la lista que ha elaborado. Es esa influyente tribu urbana la que ha tomado la palabra y el resultado se nota ya en la capital portuguesa, donde los extranjeros están dispuestos a desembolsar casi el doble que un ciudadano local para adquirir una vivienda.

Los nómadas digitales proliferan al ritmo del teletrabajo, que ha convertido a numerosos ejecutivos y empleados en libres para escoger dónde vivir y trabajar. Sí, porque desarrollar una labor profesional a través de un ordenador desde casa conlleva que ya no es necesario estar pegado ni aguantar las incomodidades de residir en Londres, Bruselas o cualquier otro punto de congestión.

Adiós a los atascos para ir y volver de los suburbios, y hola a la vida luminosa en un lugar estratégico. Si puede ser con playa, mucho mejor. Y ahí es donde Lisboa se lleva la palma , con la franja hasta Cascais y Sintra ganando adeptos. Le siguen en la clasificación Miami, Dubái, la zona del Algarve, Barbados, Barcelona y Dubrovnik . Ni rastro, por cierto, de las ciudades asiáticas en este baremo.

Ya está consolidada también la isla de Madeira , donde Funchal y alrededores, con Ponta do Sol a la cabeza, pujan fuerte por este tipo de moradores. Así lo reflejan los listados de los últimos años , que se han traducido en programas de apoyo institucional.

De modo que Portugal trata de enriquecer la imagen de la cuna del fado, del principal feudo turístico y de la fascinante isla atlántica con otras perspectivas, amparadas en la calidad de vida y en las temperaturas benignas todo el año para dar la bienvenida a los reciclados ‘new age travellers’, encantados de transportar su automóvil en un barco hasta Lisboa, el Algarve o Madeira.

Los nómadas digitales han desembarcado para quedarse, pues el teletrabajo ha impuesto una realidad paralela en la que el hogar se transmuta en oficina y la oficina en hogar. Se pulveriza la contraposición entre ocio y trabajo.

¿Para qué seguir transigiendo con las desventajas urbanas si es posible desempeñar tu función sin moverte de tu domicilio?

¿Para qué seguir transigiendo con las desventajas urbanas si es posible desempeñar tu función sin moverte de tu domicilio, con las zapatillas puestas y el frigorífico tan cerca como la cafetera? El número de ciudadanos que se aferra a esta nueva dimensión se incrementa en progresión geométrica, especialmente desde que la pandemia del coronavirus llamó a la puerta . Se puede elegir un destino idílico y ofrecer sus prestaciones vía telemática… sentado frente al Océano Atlántico , por ejemplo.

La bahía de Cascais o la isla madeirense dan el perfil de ‘El Dorado’ para este tipo de actividad, e incluso Ponta do Sol se ha significado con un programa de estímulo público que favorece ampliamente la instalación en su territorio de nuevas capas de población, en su mayoría provenientes de otros países, aunque también de Lisboa, Oporto y Braga, los más destacados núcleos de Portugal.

Se calcula que, hacia 2035, se sumarán unos mil millones de estos habitantes del presente y del futuro dando vueltas por el planeta, buscando enclaves para asentarse y hacerse más adictos a los designios de la calidad de vida.

Es el caso de Francisco Gonçalves , uno de los fundadores de una web especializada en información deportiva, quien dejó su residencia en el barrio lisboeta de Restelo para dejarse seducir por la el Algarve. El Ayuntamiento de Lisboa lleva meses implementando medidas de apoyo y animando a los nómadas digitales para trasladar su residencia. Estos nuevos inquilinos buscan tener unos ventanales desde los cuales el frescor del Atlántico entre a raudales y conocer a otros nómadas digitales en cuanto ponen un pie en su vecindario.

Los nómadas cibernéticos del siglo XXI se aposentan por estos lares y disfrutan de las terrazas de sus cafés y restaurantes a la orilla del océano, tal cual sucede en Cacilhas, a solo siete minutos en barco del muelle lisboeta de Casi do Sodré.

Es lo que nos espera en cuanto desconectamos el ordenador, esa Lisboa melancólica y evocadora que mira hacia delante al tiempo que bebe de las fuentes del fado. «La población trabajadora europea está cambiando y evoluciona hacia una sociedad digital descentralizada», asegura el experto español conocido como Antonio G. Suyo es el proyecto ‘Escuela Nómada Digital’, auténtico buque insignia de estos tiempos que corren.

« Los trabajadores del siglo XXI tienen el teletrabajo como una de sus grandes aspiraciones », continúa este hombre especializado en márketing digital. ¿Objetivo final? Conciliar una existencia placentera con la actividad laboral y no aparcar definitivamente los anhelos personales.

Como dicen los británicos a este respecto: «No tiene sentido pudrirse en una oficina si se puede trabajar en el mismo sitio que se sale a tomar un refresco al anochecer». Es el signo de los tiempos (virtuales) que corren a lo largo del continente europeo.

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