EL Vaticano

«No me apartarán de la reforma que llevo a cabo»

El Papa recuerda que él encargó la investigación sobre las finanzas del Vaticano y advierte que el robo de documentos confidenciales es delito

Fuentes cercanas a los investigadores confirman la culpabilidad del sacerdote español Lucio Angel Vallejo Balda y la publicista italiana Francesca Chaouqui

El Papa, durante el Ángelus Afp

JUAN VICENTE BOO

Saltando personalmente al ruedo, como suele hacer cada vez que hay problemas, el Papa Francisco advirtió el domingo con toda severidad que «robar documentos reservados es un delito, es un acto «deplorable» . El Santo Padre no utilizó la expresión «filtrar» ni otros eufemismos, sino «robar»: el delito tipificado en el código penal del Vaticano, que puede llevar a penas de hasta ocho años de prisión en los casos más graves.

El Papa sorprendió a más de sesenta mil personas que habían acudido al rezo del Ángelus, confirmando estar al tanto de que «muchos de vosotros os habéis sentido turbados por las noticias sobre los documentos reservados de la Santa Sede que han sido sustraídos y publicados».

Midiendo bien sus palabras, Francisco continuó de modo tajante: «Quisiera deciros, ante todo, que robar esos documentos es un delito. Es un acto deplorable que no ayuda ». El Papa recordó que «yo mismo había pedido hacer aquella investigación. Aquellos documentos los conocíamos bien mis colaboradores y yo. Han servido para tomar medidas que han comenzado a dar buenos frutos, algunos ya visibles».

Francisco aseguró que «este hecho triste no me distrae del trabajo de reforma que estoy llevando a cabo con mis colaboradores…». No pudo terminar la frase, pues los fieles que llenaban la plaza le interrumpieron con un vigoroso aplauso, manifestando así su apoyo a las reformas.

La corrupción en la gestión económica de organismos del Vaticano fue sacada a la luz hace dos años precisamente por las grandes consultoras internacionales que llamó el Papa, quien ha demostrado rapidez para poner remedio creando la nueva secretaria de Economía y poniéndola en manos del enérgico cardenal australiano George Pell .

Francisco retomó la palabra para terminar la frase: «… el trabajo de reforma que estoy llevando a cabo con mis colaboradores, y con el apoyo de todos vosotros ». Se lo confirmaron con un segundo aplauso.

Al cabo de una semana de estruendo mediático, multiplicado publicitariamente por los poderosos grupos multimedia de que forman parte las dos editoriales, la lectura de los dos libros apenas aporta novedades relevantes: es la lista de los escándalos que salieron a la luz en 2013 y 2014, a caballo entre los dos pontificados de Benedicto XVI y Francisco.

El Vaticano no es un buque a la deriva en el que estallan nuevos escándalos, sino una de las pocas entidades que ha investigado a fondo la corrupción interna y la está eliminando con rapidez. Todo un ejemplo mara muchos gobiernos.

Fuentes cercanas a los investigadores confirman la certeza de la culpabilidad –en distintos aspectos del caso– del sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda y la publicista italiana Francesca Chaouqui , de 33 años, puesta en libertad después de su arresto por dos motivos: colaborar con los investigadores y estar embarazada de pocos meses.

Vallejo Balda, en cambio, lleva más de una semana en una de las cuatro celdas de la Gendarmería Vaticana , situadas en el Palacio del Tribunal, a un paso del ábside de la basílica de San Pedro y también de Casa Santa Marta, el hotel donde vive el Papa.

Su celda es la misma que ocupó durante siete meses del 2012 el «mayordomo infiel», Paolo Gabriele , autor del robo de documentos del antedespacho de Benedicto XVI y condenado a año y medio de cárcel que no llegó a cumplir por indulto del Papa.

Es una celda de cuatro metros por cuatro , con una ventana, cama, mesa y baño, en la que los detenidos reciben la misma comida que los 200 gendarmes vaticanos. Vallejo Balda fue visitado el pasado miércoles por un diplomático de la Embajada de España ante la Santa Sede, que le encontró «bien», y puede contactar abogados cuando lo desee.

El fiscal del Vaticano podría pedir un juicio común para los dos acusados del robo y difusión de documentos o bien pedir juicios separados, pues el del antiguo ecónomo de Astorga va camino de ser más largo que el de Francesca Chaouqui.

El Tribunal del Vaticano trabaja solo los sábados pues, como recibe muy pocos casos, está formado por juristas italianos que desarrollan otra actividad, generalmente la de profesores de Derecho.

Un matiz importante del proceso es que Lucio Ángel Vallejo Balda y Francesca Chaouqui no serán juzgados por tribunales eclesiásticos sino por tribunales estatales , concretamente los del Estado del Vaticano, contra el que se cometieron los delitos de robo de documentos y divulgación sin permiso, tipificados en su Código Penal.

Para Vallejo Balda habrá, después, un proceso eclesiástico , según el Código de Derecho Canónico, en el Congregación para la Doctrina de la Fe.

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