La niña que ya no teme que su corazón se pare
Sara se convierte en el primer paciente infantil al que se le implanta un desfibrilador subcutáneo. La intervención se realizó en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, desde donde se monitoriza a diario su ritmo cardiaco
Sara lleva bajo su axila su mejor seguro de vida , un dispositivo que detecta y neutraliza arritmias que podrían pararle el corazón. El suyo es un desfibrilador subcutáneo de tamaño infantil, el primero que se implanta en España . Sus cardiólogos del Hospital Gregorio Marañón de Madrid se lo colocaron hace un año y ahora saben que no hay riesgo de trombos ni de infecciones graves. Desde entonces le controlan a distancia el ritmo de su corazón, sin que tenga que trasladarse a la capital desde su casa en Extremadura.
El caso de Sara no sería noticia si no tuviera doce años. Los desfibriladores se implantan con normalidad en pacientes adultos, pero han sido siempre un reto en los más pequeños . El tamaño no estaba adaptado para el organismo infantil con unos vasos sanguíneos tan pequeños que corrían el riesgo de obstruirse con un trombo. Tampoco estaba adaptado el algoritmo que detecta las arritmias malignas para poder tratarlas. «La frecuencia cardiaca infantil es más alta que la de los adultos y esta velocidad puede confundir al desfibrilador y lanzar descargas inapropiadas. Había tantos problemas que solo se ponían en los casos más graves , en los que el riesgo de muerte súbita por una arritmia maligna era mayor que el peligro de poner el dispositivo», explica a ABC Constancio Medrano, jefe del Área de Corazón Infantil del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
El nuevo dispositivo está pensado solo para los niños. Sin cables, se implantan en su totalidad de forma subcutánea y no entran en el sistema vascular del paciente. Su tamaño se ha reducido a la mitad y apenas pesan 130 gramos que pueden disimularse bajo la axila.
Sin miedo a sufrir una parada cardiaca
A Sara le ha cambiado la vida. «Está encantada, ella y también su familia, ahora salen sin pensar que pueden necesitar llamar al 112 o tener un desfibrilador cerca», cuenta Medrano. La pequeña tiene una miocardiopatía hipertrófica , una alteración genética que hace que su músculo cardiaco crezca desproporcionadamente y tenga un riesgo elevado de muerte súbita por arritmias malignas. El desfibrilador que ahora lleva puesto es capaz de detectar las arritmias que pueden provocarle una parada cardiaca y tratarla con una descarga eléctrica.
Después de ella vendrán otros niños con cardiopatías. Eso sí, de momento, deberán tener más de ocho años . Por debajo de esa edad puede haber problemas, dicen desde el Gregorio Marañón. Este hospital también trabaja en la identificación y el tratamiento de los niños que están en riesgo de padecer una muerte súbita por una malformación de su corazón.
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