Francia baja de categoría, desclasificada
La epidemia del Covid-19 constituye un test implacable para la resiliencia de las naciones y la capacidad de sus dirigentes para afrontar los riesgos planetarios del siglo XXI
La epidemia del Covid-19 constituye un test implacable para la resiliencia de las naciones y la capacidad de sus dirigentes para afrontar los riesgos planetarios del siglo XXI. La pandemia ha revelado la inmensa fragilidad de Francia . Entró en la crisis debilitada por la amenaza yihadista, el movimiento de los chalecos amarillos y la protesta contra el proyecto de reforma del sistema nacional de pensiones. Durante la crisis, el Estado ha perdido el control de la epidemia , la gestión de la economía y el mantenimiento del orden público.
Francia ha conocido durante 2020 una suerte de Junio 1940, cuando se consumó el hundimiento de los ejércitos nacionales ante la Wehrmacht. Francia ha contabilizado 60.000 muertos, con 67 millones de habitantes , cuando Alemania, con 83 millones, ha contabilizado 26.000. De manera simbólica, Sanofi-Pasteur, considerado como uno de los líderes mundiales del sector, ha anunciado que su vacuna contra el Covid-19 no estará lista antes de finales de este año .
El balance económico es peor. Francia ha sufrido una caída del PIB del 11 % el 2020, con una perspectiva de crecimiento limitada al 5% el 2021 . El paro afectará al 11 % de la población activa. El déficit comercial alcanzará los 72.000 millones de euros, y la deuda pública crecerá del 98 al 121 % del PIB. La actividad económica no recobrará su nivel de finales de 2019 antes del 2023.
El riesgo de hundimiento económico y social es bien real. Los polos de excelencia franceses están durablemente desestabilizados : es el caso de la aeronáutica, el automóvil, la restauración, la hotelería, el turismo y la cultura. El empobrecimiento de las familias, como consecuencia del paro y la baja de los ingresos, coincide con un fuerte incremento de las desigualdades. La preservación integral del poder adquisitivo de 15 millones de jubilados y 7 millones de funcionarios contrasta con el empobrecimiento de los trabajadores del sector privado y los independientes. El Estado, por su parte, continuará la carrera sin freno del crecimiento de la deuda, que ascenderá al 140 al 150 % del PIB el 2030, como consecuencia de la incapacidad de controlar el gasto público y la fiscalidad.
La confianza de los franceses en el Estado se ha visto seriamente debilitada, como consecuencia del fracaso en la gestión de la epidemia. El nivel de desconfianza de los ciudadanos hacia los dirigentes es el más alto entre todas las democracias, abriendo un vasto espacio para los movimientos populistas, en la perspectiva de la elección presidencial de 2022.
La desclasificación, la bajada de categoría de Francia, tiene consecuencias mayores para Europa. Es muy simbólico que las divergencias hayan crecido entre los países del norte y del sur . Si esas divergencias creciesen podrían ser una amenaza para la UE y provocar la implosión de la zona euro. La fragilidad mina la credibilidad de los dirigentes franceses para defender la autonomía estratégica de Europa o la refundación del capitalismo, cuando Francia depende de la garantía implícita de Berlín para seguir financiándose, dejando a Alemania el liderazgo de la Unión, en solitario.
La pandemia y el Covid-19 han iluminado con crudeza el disfuncionamiento del modelo francés, y, peor, los fallos de un Estado autoritario y centralizado al extremo, obeso e impotente. Francia debe elegir entre la desclasificación, la bajada de categoría, o la reconstrucción , que pasa por un nuevo pacto económico, social y político, acompañado de una reforma drástica del Estado.