Hérores del Covid-19

«Necesito una pausa para descontaminarme»

Durante los peores meses de la pandemia, miles de profesionales se centraron en curar y aliviar a los demás. Ahora la sociedad debe atenderles a ellos

Dos sanitarios atienden a un paciente en un hospital EFE
Érika Montañés

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En esta crisis sanitaria, los héroes han sido más de los que se han hecho notar. Trabajadores de funerarias, reponedores de supermercados, taxistas y repartidores, bomberos, policías, soldados y de los servicios de Emergencias, empleados en residencias de ancianos y el personal sanitario . Se han centrado en curar, en ayudar a los demás y en consolar. En definitiva, han mantenido en pie a una sociedad quebrada. Ahora la sociedad debe atenderles a ellos.

1

Ignacio Gil

«Salían camillas con algún fallecido cada poco tiempo»

Jesús García Ramos es enfermero del Hospital del Henares en Madrid y adjunto de Seguridad Laboral del sindicato Satse. Pide a la Administración que atienda los riesgos psicosociales de la exposición que han tenido los sanitarios. Ha dormido poco desde que estalló la bomba vírica y se ha dejado 5 kilos. «Siempre te preguntas si podrías haber hecho más. Nos enfrentamos a situaciones dramáticas. Te has formado para ello, pero esto ha sido bestial. Has visto cosas durísimas. Cada poco veías salir una camilla con un fallecido por el pasillo. Te enterabas al día siguiente de que las personas que ingresaron en la noche se habían ido. Una pareja de abuelitos que entró junta, se marchó así. Esta enfermedad ha sido fulminante».

Trabaja en el triaje de Urgencias y advierte: «Estamos de camino al Covid 2. Ahora tememos a quienes no tienen síntomas. No comprendo a quienes se agolpan, como si nada pasase. Sí me noto algo crispado. Necesito una pausa para descontaminarme».

2

Guillermo Navarro

«Los ancianos decían que hasta en la guerra podían salir de casa»

Charla cariñosa en su residencia, Orpea en Pinto (Madrid). Olga Sanz, zaragozana, recibió la atención psicológica enmarcada en el programa de la Clínica López-Ibor y es ahí cuando pudo sentir el azote interno que había dejado el Covid. «Nos hemos volcado con los mayores. Pero soy fisioterapeuta, me vi haciendo funciones a las que no estoy habituada. Querías ayudar, les dabas de comer, lo que fuese. Auxiliares, personal de limpieza... el trabajo ha sido increíble y me parece injusto lo que se está diciendo». «Ahora mismo la batalla no está ganada, sino en “stand by”. Tenemos que tomar un minuto de respiro y coger fuerza».

Entre los ancianos, el bajón no se ha notado «tanto física como cognitivamente»; mientras el personal acusa «contracturas, trastornos...». Entre sus recuerdos imborrables, los residentes, a cuyas familias agradece su confianza: «Algunos ancianos pensaban que sus hijos les habían olvidado y otros protestaban porque hasta en la guerra salían más».

3

ABC

«Estás listo para el fuego; no para esto. Te replanteas todo»

En el parque de Bomberos del Ayuntamiento de Burgos no han contado bajas, pero está clara la afectación. «Convivimos con el riesgo, estás listo para el fuego, pero no para encontrarte a personas solas, mayores, impedidas, o tiradas durante dos o tres días en el suelo. Te planteas si tu futuro va a ser en soledad y te cuestionas todo» , dice Anselmo Gustinduy. «En el parque era raro y más fácil mantener las medidas de seguridad porque somos como una familia; sabíamos que teníamos más riesgo de contagiarnos fuera que dentro. Hasta que no acabe el año hay que estar con la guardia alta», asegura. ¿Su terapia? «El humor funciona».

4

Maya Balanyá

«Ha habido muchos héroes en esta crisis y no lo hemos cobrado»

Raúl Horcajada no dudó, como sus colegas Antonio y José, en prestar servicios solidarios. Miembro de la asociación gremial del Taxi en Madrid, afirma que hay muchos más héroes en esta crisis de los que se han visibilizado. Un ejemplo: un compañero con linfoma de Hodgkin no ha dejado de ofrecer servicios gratuitos. Cada uno lo ha sido y lo ha llevado a su manera.

En la parroquia de Daganzo (Madrid) y hasta la población de Torrejón de Ardoz no dejó de hacer viajes para repartir comida, porque la tragedia subyacente a esta crisis sanitaria es la económica. «Yo diría que arrastro menos secuelas que otras personas, porque quieras o no, no hemos perdido el contacto con la gente». Transitar por las calles de la capital «acojonaba un montón», asume, con aire de paisaje apocalíptico. «A mi mujer le ha costado mucho volver al supermercado. Yo agradecía estar en la calle». «Estuve malo en marzo, el agua me sabía como a Aquarius y pensé que el Canal Isabel II había echado azúcar. Fue Covid, lo sé».

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