Coronavirus
Municipios fronterizos: «Cortarnos el puente es como levantar el muro de Berlín»
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Para sus vecinos, el centenario puente viejo sobre el Miño que separa la pontevedresa villa de Tui de la portuguesa Valença no es sino una calle más. Una avenida metálica de casi 400 metros que une lo que separa el río . Su antaño tránsito habitual de tudenses que van a desayunar a Portugal y de lusos que se acercan al supermercado a Galicia está interrumpido desde que se decretó el estado de alarma y se cerraron las fronteras. El único paso abierto al tráfico al país vecino es por la autovía, con estrictos controles: solo pueden pasar trabajadores con justificante. La catedralicia Tui languidece.
«Cortar el puente es como levantar el Muro de Berlín, los efectos son devastadores para la economía local», asegura a ABC su alcalde, Enrique Cabaleiro (PSOE), «nuestro sector comercial, el de Tui y el de Valença, se nutre de clientes transfronterizos». El anuncio de la desescalada no anima al regidor porque la previsión del Gobierno es mantener cerradas las fronteras hasta el otoño. «Las consecuencias para el sector comercial, si no se mitigan, van a pasar de dramáticas a catastróficas». El 70% del empleo de su municipio depende del comercio. Cabaleiro no esconde su opinión. « Se toman medidas desde la centralidad sin reconocer las peculiaridades del territorio », critica, «el proceso de desescalada debe ser en este caso simétrico con nuestros vecinos».
Unos 15 kilómetros más hacia el interior, en Salvaterra de Miño, otro puente enlaza con la vecina Monçao. «El puente no une dos países» , subraya la alcaldesa Marta Valcárcel (PP), «porque nosotros somos un mismo conjunto, tenemos una relación muy estrecha desde siempre», que ha derivado en matrimonios entre españoles y portugueses, familias a uno y otro lado que llevan sin verse desde mediados de marzo. «Los trabajadores de Monçao que venían a Salvaterra antes cruzaban el puente y en dos minutos estaban en sus puestos, mientras que ahora se ven obligados a hacerse diariamente 60 kilómetros en coche hasta Tui, y con las diferencias salariales, hay muchos a los que no les es rentable ir a trabajar porque pierden dinero». Los alcaldes de municipios transfronterizos han reclamado al Gobierno que reabra estos pasos. «No pedimos un salvoconducto, pero sí que se habilite el paso para estos trabajadores».
El Ejecutivo sí escuchó esta petición de la Junta de Extremadura, y a partir de este lunes reabre el paso de Villanueva del Fresno, en la provincia de Badajoz. Su capital es la única de España que presume de ese carácter fronterizo. « A mí me queda más cerca Elvas (la primera ciudad portuguesa) que algunos barrios de Badajoz », confiesa su alcalde, Francisco Javier Fragoso (PP). El impacto de Portugal ha permitido que la ciudad «sea una gran capital de servicios para un área de 600.000 habitantes que están a unos cien kilómetros a la redonda», con un crecimiento exponencial en los últimos veinte años, «llegando a superar en población a Salamanca, el hecho fronterizo explica el éxito de estos años». Fragoso no entiende que la frontera siga clausurada hasta otoño. «No tiene mucho sentido que cerremos la frontera con quienes lo han hecho mucho mejor que nosotros», cuestiona, «al revés, debería tener más sentido que ellos nos tuvieran miedo a nosotros». En la comarca lusa vecina, el Alentejo, «no sé si han tenido uno o ningún fallecido». A diario, unos 2.000 portugueses cruzan a Badajoz para ir a trabajar . «Si Portugal no se reincorpora de manera normal al consumo, estamos obligando al cierre de una parte del pulmón comercial de la ciudad». Comercio y hostelería emplean a 15.000 personas en la ciudad.
Peligra el turismo
Ayamonte (Huelva), en la desembocadura del Guadiana, aúna su condición fronteriza con la de municipio turístico en plena Costa de la Luz, con unas 8.000 plazas hoteleras. La vecina Vila Real de Santo Antonio no es solo parte del paisaje sino del paisanaje. Bella Carballo, la presidenta de los comerciantes, alerta del negro horizonte. El aeropuerto de Faro, en el Algarve, proporciona una vía de acceso a Ayamonte para turistas de toda Europa. Con la frontera cerrada, este verano no irán . Ni siquiera los portugueses de Lisboa u Oporto que buscaban la calidez del sur. «Si perdemos la fidelización de esos clientes, pueden acostumbrarse a dejar de venir», previene Carballo. La alcaldesa, Natalia Santos (PSOE), tampoco oculta su preocupación: «Lo vamos a sufrir muchísimo». Los hoteles de las playas, «están echando números y a algunos no les compensa abrir». El impacto en el empleo local será brutal.
Santos pide «medidas y ayudas económicas» a la Junta de Andalucía y al Gobierno. «No puede haber colores políticos, debe haber criterios de ayuda para los municipios que vivimos del mundo del turismo» . Ayamonte, hoy un pueblo de plazas y calles desiertas, no se entiende sin el vecino portugués. «Sin hablar ninguno el idioma del otro, tenemos una fusión perfecta desde hace generaciones». Son cosas del Guadiana.
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