Muerte por congelación en una cámara de crioterapia en Las Vegas

Una supervisora de un spa que ofrece estas técnicas de ultracongelación falleció mientras usaba uno de sus tanques y ha despertado un debate en EE.UU. sobre la seguridad de estas prácticas

JAVIER ANSORENA

La encontraron «dura como una roca», explicó Albert Ake , tío de Chelsea Ake-Salvacion, una empleada de un centro de crioterapia hallada muerta la semana pasada en uno de las cámaras de ultracongelación.

Ocurrió en Rejuvenate, un spa de crioterapia de Las Vegas, donde Ake-Salvacion, de 24 años, trabajaba desde hacía tres años y había ascendido al puesto de supervisora. Su fallecimiento ha abierto el debate en EE.UU. sobre la seguridad de esta técnica, a la que se le suponen grandes beneficios en el tratamiento del dolor, adelgazamiento, antienvejecimiento y refuerzo del sistema inmunológico. Consiste en introducir el cuerpo en una cámara refrigerada a una temperatura inferior a -150 grados centígrados por un espacio corto de tiempo, entre dos y tres minutos.

La técnica saltó a la fama como el secreto de belleza de algunos famosos -desde Jennifer Aniston a Demi Moore - o como ayuda para la recuperación muscular para deportistas de élite. Cristiano Ronaldo es un supuesto fanático de la práctica , que ganó popularidad en 2011 en EE.UU. cuando se publicitó que varios componente de los Dallas Mavericks -campeón de la NBA de aquel año- la usaban. Ahora, la técnica es accesible a todos los públicos: en el momento del accidente, Rejuvenation ofrecía sesiones -con un descuento a través de Groupon- por 60 dólares.

Ake-Salvacion fue la encargada de cerrar el centro de Rejuvenation la noche del pasado 19 de octubre. Las cámaras de seguridad mostraron cómo, cuando ya se habían ido los clientes, se dirigió a la zona donde están las cámaras de crioterapia. El centro dispone de dos tipos: individuales, en las que es necesario llevar calcetines, zapatillas, guantes y calzoncillos o bragas; y para tres personas, en las que además hay que ponerse máscara y orejeras.

La joven fallecida conocía bien las cámaras de su centro de trabajo: además de operarlas a diario para sus clientes, era una habitual de esta técnica fuera de sus horas de trabajo. Incluso barajaba un plan de abrir una clínica ella misma.

Las autoridades todavía no tienen una explicación a su muerte. La autopsia se realizó el pasado fin de semana, y los resultados no se conocerán hasta dentro de al menos seis semanas. Los forenses de Las Vegas estaban investigando la posibilidad de que Ake-Salvacion hubiera inhalado algún tipo de gas durante el uso de una de las cámaras o algún fallo mecánico de estas últimas. Lo único que pudieron decir al tío de la víctima es que su sobrina había fallecido «en cuestión de segundos», según publicó «Las Vegas Review-Journal».

No está claro qué tipo de cámara -individual o colectiva- utilizó la fallecida. Tampoco por qué fue sola a la cámara, algo que no era habitual. Es normal que muchos empleados usen las instalaciones fuera de sus horas de trabajo, explicó Hailey Cap, otra supervisora del centro de crioterapia . «Siempre íbamos con alguien», dijo Cap a «The New York Times». «No sé por qué fue sola. Es algo que no hacemos», añadió antes de explicar que una de las razones es que el nitrógeno que se usa para enfriar el aire puede debilitar al usuario.

Fanática del deporte

Ake-Salvacion era una fanática del deporte. Acudía con frecuencia al gimnasio que está en frente de su trabajo y solía colgar fotos en Instagram con los resultados de sus entrenamientos. La noche en la que murió le mandó un mensaje de texto a su novio en el que decía que tenía dolor muscular y que se iba a meter en una de las cámaras.

«Algo tuvo que ir mal», aseguró su tío. «Ella me dijo que no hay nada peligroso en esta práctica. Que lo único que podía pasar es que te pasaras algo de tiempo y tener sensación de congelación en los dedos [fue muy conocido el caso del "sprinter" Justin Gatlin , que sufrió congelación parcial en los dedos por entrar en una de estas cámaras con calcetines mojados]».

Rejuvenation, el centro donde trabajaba Ake-Salvacion, lamentó la muerte de su empleada y dijo estar «destrozado por el accidente». La compañía aseguró que estaban «revisando voluntariamente todos nuestros procedimientos internos para asegurarnos de que esto no vuelva a suceder» y defendió que las cámaras están «equipadas con muchos sistemas de seguridad» y que sus puertas nunca se cierran, lo que permite a los usuarios salir de ellas en cualquier momento.

El fallecimiento ha abierto el debate en EE.UU. sobre los centros y spa que ofrecen esta técnica. Los beneficios que prometen son abundantes, pero no hay suficientes estudios que los reconozcan y apenas están regulados. Esta semana, Rejuvenation ya funcionaba con normalidad, así como otros muchos centros en grandes ciudades de EE.UU., como Los Ángeles, Chicago o Nueva York. desde mujeres embarazadas a personas con problemas cardiacos, fiebre

«No ha afectado a nuestros clientes. Entienden que ha sido un acto de negligencia» , explica Joanna Fryben, consejera delegada de KryoLife, un centro que utiliza esta técnica en una de las zonas más caras de Nueva York, un par de manzanas al Sur de Central Park. «Es perturbador, es un acto de pura y trágica negligencia», insiste. «Esa persona no estaba formado como era debido o no fue consciente de lo que hacía», asegura Fryben sobre el accidente tras recordar que es imposible que ocurra si se respetan los protocolos, que en su centro son muy exigentes. «Nunca, de ningún modo, se tiene que aplicar la terapia a uno mismo, sin estar vigilado. En nuestro centro siempre hay alguien con el cliente», dice sobre esta práctica, que califica de «más segura que una sauna».

Eso sí, está a favor que se desarrolle una regulación que establezca protocolos para su uso a nivel nacional, para que los dueños sean más responsables de lo que ocurre en sus spa. «Hay algunos que solo van a por el dinero rápido», lamenta.

Su centro se estableció en Nueva York en 2012 y cuenta con unos 4.000 clientes. Cada sesión cuesta 90 dólares, aunque si se adquieren paquetes de diez sesiones, cada una sale a 70 dólares. «No creo que este accidente afecte a la evolución positiva que tiene esta terapia», asegura. «Si hubiera sido por un factor diferente que el de una negligencia, estaría preocupada».

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