Muere Luc Montagnier, uno de los descubridores del VIH y Premio Nobel reconvertido en antivacunas
Durante los últimos años de su vida renegó de la comunidad científica y defendió la homeopatía y la teletransportación de ADN
Luc Montagnier (Chabris, 1932 - París, 2022), uno de los descubridores del virus del sida, eminencia mundial, como biólogo y virólogo, ha muerto en Neuilly, periferia oeste de la capital, todavía envuelto en las amargas controversias que siguieron a su premio Nobel, el 2008.
Nacido en el seno de una familia relativamente modesta, padre contable, madre de familia tradicional, ama de su casa, compañero de viaje del PCF, durante unos años, Montagnier fue, durante poco menos de medio siglo, una eminencia científica nacional, consagrada y reconocida, en la escena nacional e internacional.
Fue director del Centro Nacional de la investigación científica y del Instituto Pasteur, trabajó en el Queens College de la Universidad de Nueva York. Antes de ser consagrado con el Nobel, había sido elegido miembro de la Academia nacional de ciencias y la Academia de medicina.
Esa consagración nacional e internacional se vio enturbiada, a partir del año 2000 con posiciones, declaraciones y «tesis» que terminaron enfrentándolo de muy mala manera con la comunidad científica, francesa e internacional.
Esos enfrentamientos crecieron de manera vertiginosa hasta que, el 2010, decidió emigrar a China, para trabajar en una universidad de Shanghái, diciéndose víctima del «terrorismo intelectual» de la comunidad científica francesa.
Dos años después, el gobierno de Camerún le ofreció la presidencia de un centro de investigación científica. Medio centenar de premios Nobel firmaron un documento colectivo denunciando agriamente el giro «anti científico» de la obra de Montagnier, que por las mismas fechas propuso curar la enfermedad del Parkinson del papa Juan Pablo II con un recurso propio preparado a base de papaya fermentada. La muy oficial Agencia francesa de la seguridad sanitaria se apresuró a publicar una denuncia en toda regla, afirmando que nada permitía afirmar que la preparación de Montagnier tenía eficacia de ningún tipo.
Durante más de una larga década, los enfrentamientos entre Montagnier y la comunidad científica continuaron creciendo, hasta terminar en una suerte de «muerte científica» de la antigua eminencia, que cobró una virulencia particular tras la propagación mundial del Covid-19, el 2020.
Según Montagnier, el Covid-19, «salió de un laboratorio chino, con el ADN del VIH». A su juicio, «una secuencia del virus inmunológico humano (VIH, sida) fue introducida en el genoma del coronavirus para intentar crear una vacuna». La comunidad científica salió al paso denunciando el comportamiento irresponsable, sin fundamento científico.
Montagnier emigró a China huyendo del «terrorismo intelectual» francés. Su estancia en Nueva York acabó de mala manera. Reinstalado en las afueras de París, en Neuilly, el antiguo biólogo y virólogo, vivía aislado desde hace años , con pocos amigos, sin que sus proclamas y declaraciones interesaran a los medios de comunicación.
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