Miguel de la Quadra-Salcedo in memoriam
Un caballero en su última sesión
Miguel de la Quadra-Salcedo era un consumado lector de ABC. Recibió a Ignacio Gil, fotógrafo de este periódico, que cuenta el exquisito trato de un señor delante y detrás de las cámaras
Al regreso de la Ruta Quetzal 2015, cargado de ilusión y con ideas para poner en marcha mi blog «Framework» , tuve claro que era «imprescindible» un retrato de Miguel de la Quadra-Salcedo, el reportero que todos quisimos ser, enamorado de América, su mejor embajador.
Miguel aceptó la propuesta. Miguel siempre estaba dispuesto a colaborar. Su cabeza inquieta y curiosa le mantenía joven y le llevaba más allá de donde su cuerpo le podía llevar en los últímos tiempos. Le había fotografiado en más ocasiones, en su querida Ruta Quetzal y en actos institucionales. Miguel tenía una presencia única, transmitía fuerza, valor, solidez, credibilidad . Y a la vez simpatía y mucha humildad.
Le propuse hacer un retrato «crepuscular». Estaba en el último tercio de su vida, nadie pensaba que se fuese tan pronto . Con una luz lateral y el fondo iluminado rodeándolo, que representase la energía que el proyectaba en cada uno de sus proyectos.
Posó como era él. Con agilidad, con elegancia, con paciencia y con acierto. En su casa, mirando hacia su jardín donde tantas horas pasaba leyendo, apoyado en su inseparable «makila» . «Ignacio, enséñamelas». «Uf, estos pliegues debajo de la barbilla me hacen más mayor», «si a ti te gusta… tú eres el profesional». Cuánto respeto….
Adiós a un grande, ha sido un privilegio poderte retratar.
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