Microbios y equilibrio planetario

La vida microbiana es fundamental para la resiliencia de los demás seres vivos

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A estas alturas de la historia la humanidad tiene ante sí el desafío de la conservación del planeta. Legar a las generaciones futuras un hábitat que mantenga los equilibrios fundamentales es un imperativo. Como lo es seguir aspirando al desarrollo basado en el avance tecnológico transformador para el que el hombre está dotado. Entre las actitudes directamente negacionistas del cambio global y las de quienes aseguran que vamos directamente al colapso de nuestros ecosistemas, está la de quienes confiamos en que el avance científico-técnico es una herramienta para el equilibrio planetario.

Sabemos de la reducción de la biodiversidad, en especies vegetales y animales, pero tenemos mucha menos información de cómo está siendo afectada la biodiversidad microbiana. Es así a pesar de que la biosfera es mayoritariamente (del orden del 90%) microbiana; los invisibles microbios colonizan desde las profundidades de mares y suelos hasta los ambientes extremos (temperaturas o salinidades elevadas, por ejemplo) en los no hay rastro de otros seres vivos.

La vida microbiana es fundamental para la resiliencia de los demás seres vivos, como ilustran numerosos ejemplos. La masa del microscópico plancton marino supone el 1% de la vegetal. Sin embargo, es responsable de fijar la mitad del carbono atmosférico y de la liberación fotosintética de oxígeno. Especies microbianas pueden producir o eliminar gases de efecto invernadero como metano u óxido nitroso. Pero sabemos muy poco de si los cambios globales afectan a la biomasa microbiana y a su diversidad. De lo que sí podemos estar seguros es de que la vida microbiana es fundamental para el sostenimiento de los demás seres vivos. La información sobre el microbioma humano como factor de salud es ya abrumadora, al tiempo que los cambios globales están influyendo en la transmisión de patógenos. La complejidad de los fenómenos aludidos es grande y multifactorial. El conocimiento científico puede y debe ser aplicado, tanto para generar la información real de los cambios y alteraciones del equilibrio como para formular modelos predictivos que permitan su control.

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