El emotivo discurso de Merkel para pedir más restricciones
En un discurso inusualmente emocional, la canciller alemana ruega a los ciudadanos que sigan las restricciones impuestas
Rara vez pronuncia Merkel una palabra más alta que las demás, pero en su discurso de hoy ante el pleno del Bundestag temblaba la tribuna. Se trataba de un pleno presupuestario, pero Merkel zanjó la exposición de los presupuestos con un par de párrafos, adelantó de pasada los asuntos del Consejo Europeo y respiró profundamente antes de arrancar con lo que en realidad estaba deseando decir. «Hay que hacer algo!» , increpó a los Bundesländer que todavía se resisten a incrementar los cierres comerciales antes de la campaña navideña. «Es cierto que hemos logrado mucho en los últimos diez meses, es cierto que las vacunas están ya ahí, que podemos ver la luz al final del túnel, pero la segunda ola está demostrando ser más peligrosa que la primera y basta con mirar las cifras de contagios para llegar a una sencilla conclusión: ¡hay demasiados contactos! ».
Merkel se apoyaba, al formular esta reivindicación, en los últimos datos ofrecidos por el Instituto Robert Koch, que anota más de 20.000 nuevos contagios en las últimas 24 horas , en las que se han producido 590 muertes de pacientes Covid en Alemania. Esgrimió, además, el informe publicado veinticuatro horas antes por la Leopoldina, la Academa Nacional de las Ciencias, en el que prestigiosos científicos señalan la necesidad de disminuir con celeridad los contagios y aconsejan aprovechar desde ahora mismo y hasta después de las vacaciones navideñas para «cesar» la vida pública en Alemania, con el objetivo de embridar la segunda ola. «Cuando las cosas se ponen mal pedimos a los científicos que busquen a toda prisa una vacuna y ellos lo hacen. Cuando les exigimos que nos inunden con test fiables y baratos para poder seguir con la actividad , ellos responden. Pero cuando los científicos nos dicen a nosotros que tenemos que limitar los contactos con rapidez, entonces ¡dudamos si tendrán o no razón y nos paramos a pensarlo!», dijo, pidiendo a todos los partidos que «tomen en serio las recomendaciones que está haciendo la Leopoldina».
Hacer caso a la Leopoldina supondría adelantar las vacaciones escolares de Navidad y restringir las reuniones y contactos personales en los días previos a las celebraciones con las denominadas precuarentenas, así como mantener todos los negocios que no sean de primera necesidad cerrados al menos hasta el 10 de enero. “Es bueno reunirse con los abuelos, no hay que dejarlos solos en esas fechas, pero hay que hacerlo con responsabilidad”, repitió, sugiriendo la diferencia entre querer pasar la Navidad con los abuelos y pasar la última Navidad con los abuelos. «No puede ser que ahora, antes de navidades, tengamos muchos contactos y a continuación sean las últimas navidades con los abuelos porque hemos desperdiciado la oportunidad de hacer algo», regañó, en el momento más tenso de su discurso.
Merkel, reconoció además que las vacunas que se puedan distribuir en los tres primeros meses de 2021 no serán suficientes para suponer un «cambio significativo» a nivel epidémico en el país, aunque sí confía en que en esos tres primeros meses queden más o menos vacunados los grupos de riesgo y el personal sanitario, con lo que dijo que «se habrá ganado mucho». Alemania, en su opinión, se encuentra actualmente en la «fase decisiva» de la pandemia, en una segunda ola «mucho más exigente que la primera», y la experiencia histórica advierte de que las segundas pueden ser «muy dolorosas». Por eso consideró «justificadas» las propuestas que propugnan el cierre entre Navidad y mediados de enero de todas las tiendas no alimentarias así como de los colegios. «Debemos hacer todo» para evitar «una progresión exponencial» del número de casos, insistió la canciller alemana. «Son recomendaciones acertadas el cierre de comercios, mantener el número de las reuniones al mínimo posible (...), cerrar los colegios, ya sea prolongando las vacaciones hasta el 10 de enero o con clases digitales, necesitamos reducir los contactos», detalló, renunciando incluso al que ha sido uno de los principales objetivos de su gobierno hasta ahora, el de mantener guarderías y colegios abiertos y de forma presencial . Merkel confesó que le «duele de verdad en el corazón» ir contra los puestos de comida navideños, pero consideró que estas tradiciones de las fiestas «no son aceptables si el precio a pagar es que la cifra diaria de muertos alcance las 590 personas».
Quedó claro que, si de ella dependiese, esas medidas estarían ya tomadas, pero las citadas restricciones son competencia de los Bundesländer, que se resisten, y Merkel justificó la reprimenda recordando que el Gobierno central tiene una «responsabilidad especial» al respecto. Algunos de los estados federados, como Baviera y Sajonia, han tomado ya medidas de confinamiento y Merkel imploró al resto que sigan su ejemplo y que tomen medidas duras, siguiendo las indicaciones científicas.
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