El menor presunto asesino de Zamora vivía «una vida de mayores, era conflictivo y las preparaba gordas»

Los vecinos de Castrogonzalo piden que la familia del pastor y su hijo acusado del reciente asesinato de Leticia Rosino abandonen el pueblo

Vídeo: La fiscalía pide que el menor acusado del asesinato de Leticia Rosino sea acusado de asesinato EFE

ALBERTO FERRERAS

Un menor con una infancia difícil, con una madre ausente y asumiendo tareas propias de un adulto desde niño. En su adolescencia empezó a torcerse su vida, «se juntó con malas compañías» y «cambió de centro de estudios por su mal comportamiento». Con estas características algunos vecinos de Castrogonzalo (Zamora) intentan buscar algún tipo de explicación a un hecho que ellos mismos reconocen que es injustificable, como es el asesinato, que ha cometido presuntamente un joven de 16 años, hijo de un conocido pastor del pueblo, sobre Leticia Rosino, una mujer de 33 años que residía en su mismo municipio.

«El perfil es el de un chaval que desde pequeño ha vivido una vida de mayores. Era superlisto, conocía a todas las ovejas una a una mejor que su padre, pero luego se empezó a torcer su vida », relata un vecino amigo de la familia que admite que el joven de 16 años que ha ingresado en un centro de internamiento de menores «últimamente las preparaba muy gordas», asegura haciendo referencia a algún episodio conflictivo más (con alcohol de por medio) que había protagonizado en los últimos años. El ambiente en su casa era de continua violencia, apuntaron ayer a «La Opinión de Zamora».

«Que abandonen el pueblo»

El chico duerme desde el domingo en el centro de menores Zambrana de Valladolid como medida cautelar mientras continúa la instrucción del feminicidio. Como ocurre en toda localidad de 500 habitantes como Castrogonzalo, el adolescente y su familia son conocidos por todos y ya hay vecinos que reclaman que el padre y el hermano del adolescente (dos de la misma madre, aunque tiene otros dos hermanos de una relación anterior del pastor) abandonen el pueblo tras lo ocurrido.

Algunos recuerdan cómo la madre se marchó cuando el chico y su hermano aún eran niños y desde entonces se vieron sólos en casa con su padre, ayudados por su abuela paterna hasta que ésta murió. Desde bien pequeño, el adolescente ayudaba en las tareas de la explotación familiar de ovino, tanto en las labores de ordeño como en el pastoreo de las ovejas.

De hecho, la tarde del pasado jueves, el día del crimen de Leticia , había sacado a las ovejas a pastar y, si se confirma la hipótesis con la que trabajan los investigadores, se encontró a las afueras de la localidad con la joven, que había salido a dar un paseo como hacía todas las tardes. La mujer, que trabajaba en una industria quesera del municipio y vivía con su novio en una casa recién estrenada cerca de una nave que utilizaba la familia del presunto autor del crimen, llevaba una vida sana. A ella le encantaba salir a caminar por el entorno del pueblo, por una zona que era frecuentada también por otros vecinos que tienen la costumbre de hacer algo de ejercicio.

A pedradas

La instrucción del caso apunta a que el chico, de 16 años, se encontró con la víctima y le asestó varios golpes en la cabeza con piedras, una de ellas de grandes dimensiones. Los investigadores sopesan la posibilidad de que en el crimen pudiese haber habido un móvil previo de intento de agresión sexual, pero de esa hipótesis aún no se han encontrado indicios suficientes a falta de que se completen los informes forenses. Por ello, por el momento, la detención y su ingreso en un centro de menores ha sido por indicios de asesinato.

El menor, que confesó el crimen tras su detención aunque en un primer momento incriminó a su padre como el autor, permanecerá al menos seis meses en régimen cerrado en el centro Zambrana de Valladolid, en el que se encuentra desde el pasado domingo, tras prestar declaración ante la fiscal de Menores de Z amora que instruye el caso. Para determinar que los indicios apuntan a un asesinato en vez de a un homicidio, el Ministerio Público tuvo en cuenta los informes y las pruebas recabadas en las primeras 72 horas tras el crimen, tales como el testimonio del propio inculpado, las primeras conclusiones de los forenses sobre cómo se produjo la muerte o los objetos desperdigados en el lugar del suceso. En base a ello, concluyó indiciariamente que el menor podría haber actuado con alevosía al causar a la víctima más sufrimiento del necesario para causar su muerte, o con ensañamiento, al no tener la mujer ninguna posibilidad de defensa.

La Fiscalía de Menores de Zamora tiene un máximo de nueve meses para concluir la instrucción y emitir un escrito de acusación de cara al juicio si quiere que éste se celebre antes de que pueda agotarse el tiempo máximo que se puede aplicar la medida cautelar de ingreso en régimen cerrado en un centro de menores, que es de seis meses prorrogable tres más en los casos en los que se justifique la petición de prórroga.

Su futuro inmediato

Tras el juicio, llegará el veredicto y en el supuesto de que le imponga la máxima responsabilidad penal del menor, el joven será condenado como mucho a ocho años de internamiento. Cuando el adolescente cumpliera la mayoría de edad, cabe la posibilidad de que pase del centro de menores a una prisión para adultos si así lo considera la autoridad judicial. Después, se le podrían imponer otros cinco años de libertad vigilada.

Tiempo que la familia de la víctima ve «insuficiente» tal y como ayer declaró a TVE la madre del novio de Leticia, que reclamó cambios en la Ley del Menor para que las penas puedan ser más amplias en delitos graves como éste.

El menor presunto asesino de Zamora vivía «una vida de mayores, era conflictivo y las preparaba gordas»

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