María Chao: «Duele cuando te dicen que te estás haciendo de oro vendiendo ataúdes»
La empresa de origen gallego Ataúdes Chao ha ampliado un 30% la plantilla y por cada féretro que producía el año pasado, hoy producen 20
Durante lo peor de la primera ola del coronavirus, los ataúdes Chao llenaron las morgues provisionales del Palacio de Hielo de Madrid, del Palacio de Hielo de Mahadahonda y de la Ciudad de la Justicia. La producción no duraba ni 24 horas en los almacenes de la empresa. En esos meses de marzo-abril, por cada féretro que producían el año pasado, sacaban adelante 20 . ¿Y ahora, para la segunda ola del coronavirus? La pregunta parece pillar por sorpresa a María Chao, directora general de la empresa. Se pone las gafas, saca la calculadora y teclea. Sí, la proporción se ha mantenido multiplicada por 20. «No bajaremos la producción hasta que no veamos que bajan lo contagios» , dice.
De aquellos días de primavera, Chao recuerda las noches en vela, la carga de responsabilidad y el impacto de ver sus almacenes vacíos. «Decías: "Cómo es posible que podamos estar atendiendo a todo lo que ocurre, pero si no tenemos de nada "». La empresa, que funciona adelantando la demanda y almacenando grandes cantidades de stock (en vez de producir bajo pedido) se quedó sin producto. «Camión que entraba en el almacén, camión que inmediatamente se servía», asegura Chao.
Ahora la situación ha cambiado. Su almacén en Valdemoro (Madrid) vuelve a estar lleno y se ha incrementado su capacidad de acopio. Los ataúdes se apilan a seis alturas, y no a las cinco que eran habituales antes de la pandemia. La empresa también ha ampliado la plantilla en un 30% para poder mantener un nivel de producción más elevado que en años anteriores. En general, sus ventas, han crecido un 60%. No solo por la pandemia, dice Chao, sino por la captación de nuevos clientes como aseguradoras o tanatorios.
La empresa ni siquiera volvió a unos niveles de producción normales en verano, cuando las cifras de contagios, hospitalizados y fallecidos por coronavirus estaban en su mejor momento. «Nuestra perspectiva era que habría una segunda ola . A un virus no se le gana», explica la empresaria gallega. Y ellos querían evitar el peor de los escenarios. «No puedo dejar tirado a mi cliente. Dentro de la cadena sanitaria, esto es absolutamente imprescindible. Si ante un fallecimiento falta el féretro, hay un follón de padre y muy señor mío. Es algo en lo que no podemos fallar a la sociedad», asegura.
Por eso, cuando hace unos días una persona le dijo que se estaría «forrando» a raíz de la situación, se sintió herida. «Te duele cuando te dicen que te estás haciendo de oro. Quizá otros, no lo sé. Desde luego nosotros no», dice tajante.
Y aunque la demanda y el nivel de trabajo ha aumentado, la directora de ataúdes Chao asegura que en la actualidad no existe riesgo de rotura de stock, al menos en lo que respecta a la capacidad de producción nacional. En su opinión, este peligro solo puede llegar por un camino: un estado de alarma muy restrictivo, como el de marzo, que prohibiera las actividades no esenciales. «En la fabricación de féretros se usan muchísimas cosas que fueron catalogadas como no esenciales. Ahí sí se puso en gravísimo riesgo las posibilidades de suministro».
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