Las manos de hierro que forjaron el rescate de Julen
Los hermanos José Carlos y Miguel Tirado construyeron la cápsula por donde descedieron los mineros
José Carlos Tirado ha perdido cinco kilos, ha estado 40 horas seguidas sin dormir y ha trabajado unas 120. Todo ello en tan solo dos semanas. Lo que duró el rescate de Julen , el pequeño de dos años que cayó en un pozo en Totalán y cuyo cuerpo fue hallado en la madrugada del sábado.
Juan Carlos no es minero, ni bombero, ni Guardia Civil. Nadie lo ha llamado héroe pero también lo es. Sus manos de herrero han concebido la cápsula que permitió el descenso de los mineros para llegar al cuerpo del niño y sus manos de soldador se encargaron de unir el túnel vertical paralelo al pozo en el que cayó Julen y por donde la cápsula descendió hasta los 71 metros de profundidad. José Carlos llegó a las entrañas de la tierra ya que también trabajó en la construcción del túnel que contuvo al anterior, con un final en forma de cono, clave para abrir paso sobre la montaña de Totalán.
A José Carlos no lo llamaron por casualidad. Cuando la idea de la cápsula y del túnel paralelo no habían nacido y todavía se planteaba buscar al niño directamente desde el agujero por que el que cayó , se pensó en este herrero de 42 años y 29 de experiencia.
«Contactaron conmigo los bomberos porque yo ya había hecho un torno para quitar la arena de un pozo y me plantearon idear algo similar», cuenta José Carlos ante la atenta mirada de su hermano y socio Miguel, que prefiere no hablar pero termina respondiendo con precisión matemática. «La cápsula medía 2,5 metros en el exterior y 2 en el interior, 98 centímetros de ancho por dentro y 1,05 por fuera». El bosquejo de este especie de ascensor por el que salió al exterior el cuerpo de Julen lo hizo Julián Moreno Ruiz , director técnico del Consorcio Provincial de Bomberos (CPB). « "He hecho un dibujo pero de hierro no sé nada", me dijo y me preguntó si podía enseñármelo. Le respondí que sí e inmediatamente se presentó en el taller », cuenta José Carlos.
Solo para hacer la cápsula, José Carlos y Miguel dedicaron 70 horas . La idea que el bombero construyó una noche en su mente se hizo realidad en el taller de los hermanos ubicado en Alhaurín el Grande, a unos 30 kilómetros de la ciudad de Málaga. A José Carlos le sonó el teléfono el miércoles 16, tan solo tres días después de la caída de Julen. « Julián me preguntó: "¿Esto se puede hacer?" Sí, le dije "¿Esto funcionará?" Sí, le volví a responder ». Una vez hecha la obra maestra llegaron los mineros. Ni uno, ni dos: los ocho se presentaron en el taller y le dieron la enhorabuena a los hermanos. «No dejaban de felicitarnos una y otra vez. Nos recomendaron añadirle algunas cosas más y ya está». Aún así, Juan Carlos confiesa haber sentido un « pelín de miedo » por si algo no salía bien. Sin embargo, para ellos no se trató de un trabajo tan excepcional. «Hemos hecho siempre cacharros raros, además de puertas de forja, naves industriales, carrocería, etc». Lo que sí les hizo sentir algo diferentes fue el hecho de que el trabajo fuera para un niño.
No poner en riesgo vidas
La idea de que la estructura fuera de hierro tampoco fue caprichosa. «Es muy resistente y, aunque tenga la desventaja de ser pesado, no se barajaron otros materiales como el alumnio porque se tardaría más». El paso de las agujas del reloj era clave pero José Carlos asegura que nunca les metieron presión . «Lo que sí se tuvo en cuenta en todo momento fue que bajo ningún concepto se pusiera en riesgo la vida de nadie. Eso sí que nos lo repitieron una y otra vez».
Ayer no había cámaras de televisión en el taller y Miguel soldaba una puerta. El trabajo volvía a la normalidad pero muy lentamente porque durante las dos semanas que duró el rescate los hermanos dejaron el local cerrado. No cobraron un céntimo por el trabajo. «Aquí cada uno hizo lo que sabía», dijo sin el mínimo atisbo de intentar reclamar nada.
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