Un llamamiento a la reflexión ética
Resulta significativo que la publicación de los sucesivos informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático coincida con algunos de los principales pronunciamientos del magisterio católico sobre ecología
En el año 2014 durante la COP20, el Papa Francisco dijo en Perú: «El tiempo para encontrar soluciones globales se está agotando. Solamente podremos hallar soluciones adecuadas si actuamos juntos y concordes. Existe, por tanto, un claro, definitivo e impostergable imperativo ético de actuar». Cinco años después, la emergencia por el calentamiento global, la contaminación y la pérdida de biodiversidad es, sin duda, el reto global más importante que afrontamos.
Resulta significativo que la publicación de los sucesivos informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (la instancia científica más autorizada al respecto), coincida con algunos de los principales pronunciamientos del magisterio católico sobre ecología. El primer mensaje de Juan Pablo II dedicado exclusivamente a la cuestión medioambiental vio la luz el mismo año del primer informe del IPCC (1990); la encíclica «Caritas in veritate» de Benedicto XVI—la primera que dedica varios números a la ecología—se publicó pocos meses después del cuarto informe del IPCC; «Laudato si»—la encíclica «verde» de Francisco—fue promulgada en el 2015, el año de la aprobación de la Agenda 2030 y del Acuerdo de París alcanzado durante la COP21.
Esta semana la comunidad internacional se reúne de nuevo en Madrid para evaluar el cumplimiento del Acuerdo de París y facilitar los mecanismos que aceleren su implementación. La Iglesia Católica, una vez más, participa en el debate científico y político, haciéndose eco de la urgencia que transmite la sociedad civil, denunciando la injusticia que siempre acarrea la degradación ambiental y llamando a una reflexión ética.
Las palabras de Francisco dirigidas al ministro peruano de medio ambiente en el contexto de la COP20 siguen siendo de actualidad: «No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza».
Jaime Tatay es jesuita, ingeniero de montes y profesor en la Universidad Pontificia Comillas