Lisboa vuelve a decretar el confinamiento obligatorio en 19 distritos de la capital portuguesa y los alrededores

El rebrote tras las negligencias con fiestas ilegales o las últimas manifestaciones llevan al Gobierno de Antonio Costa a poner multas de hasta 5.000 euros a quien incumpla las reglas

Control policial en el puente 25 de Abril de Lisboa EFE
Francisco Chacón

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La situación de la pandemia en la región de Lisboa vive momentos preocupantes que han llevado al Gobierno socialista de Antonio Costa a dar marcha atrás en el alivio de las medidas restrictivas y a decretar otra vez el confinamiento obligatorio en 19 distritos de la capital portuguesa y sus alrededores, con multas de entre 100 y 5.000 euros para quienes incumplan las normas.

Ha sido, precisamente, en la cuna del fado donde se han producido fuertes rebrotes en la última semana, por lo que la alarma se ha instalado de nuevo entre la población. Un repunte que se inició con la oleada de manifestaciones antirracistas, donde no se respetó la distancia social, y también con el descontrol en los barrios más conflictivos de la periferia, como en las localidades de Almada y Seixal.

Además, la confianza en el buen hacer de Portugal a lo largo de la gestión de la crisis sanitaria ha terminado por desatar un efecto contraproducente: se notaba un cierto relax a la hora de aplicar en la práctica las precauciones necesarias porque se veía un número de muertos muy inferior al de la vecina España y la percepción de gravedad estaba en retroceso.

Vuelta a la vieja normalidad

El resultado es que, al retomarse la actividad diaria en las sucesivas fases, han vuelto a verse escenas poco apropiadas en estos tiempos de necesario distanciamiento. Por ejemplo, los trenes de las líneas de Sintra y Cascais solo estuvieron unos días con la obligatoriedad de sentar a los viajeros con un lugar de separación porque enseguida se han repetido las aglomeraciones de siempre , sobre todo en las entradas en Lisboa por la mañana para ir a trabajar. Y lo mismo en la red fluvial de barcos, que utilizan cientos de ciudadanos diariamente para desempeñar sus labores en las empresas ubicadas en Lisboa.

Tampoco pueden olvidarse las fiestas ilegales que se han celebrado en los últimos días, como una en Carcavelos que levantó la indignación de los vecinos o los ‘botellones’ en Cais do Sodré.

Nada extraño, por tanto, que las autoridades hayan tenido que ponerse duras, puesto que se están agrandando las diferencias entre el panorama negativo de la capital o del Algarve (donde la llegada del calor ha disparado las reuniones con música al aire libre, como la que concentró a casi 1.000 jóvenes cerca de Lagos) y el resto del país, donde se observan menos irresponsabilidades.

Amadora, Odivelas, Prior Velho, Santa Clara, Loures, Queluz o Cacem son algunas de las zonas donde pasa a ser urgente quedarse en casa, pues el aislamiento es lo único que funciona para preñar los contagios.

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