La libertad de Benedicto XVI profanada

Esta semana se ha destapado una de las tormentas más lamentables ocurridas últimamente en el Vaticano

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Mi buen amigo el periodista Juan Rubio me envió el domingo pasado una cita de Caballero Bonald : «Cada sombra en su sitio, cada luz a su tiempo». Nada tenía que ver con que pasadas veinticuatro horas se iba a destapar una de las tormentas más lamentables ocurridas últimamente en el Vaticano. Sí, el Estado de la Ciudad del Vaticano, donde habita la Curia romana, donde prima el cultivo del espíritu y la finura en las maneras, se convertía por unas horas en un Campo de Agramante. Una polémica penosa por las personas implicadas, Benedicto XVI y el cardenal Robert Sarah ; por el tema, el libro sobre el sacerdocio en defensa del celibato, y por lo que la verdad esconde.

Lo más alejado del cardenal Robert Sarah es la imagen de un Fouché vestido de púrpura. Lo más alejado a un precipitado activista es Benedicto XVI, el mismo que, en conciencia, tomó la decisión de renunciar al papado, el mismo que publicó el texto sobre la pederastia y la crisis del mayo del 68. Como no es infalible, quizá cuando se despidió de la tiara no hubiera debido dar a entender que se retiraba al silencio de la historia. En la Iglesia católica no hay dos papas, por mucho que parezca que la realidad supera a la ficción. El Papa Francisco, el único Papa , ha repetido que prefiere que los temas se debatan, que los que no están de acuerdo con él se lo digan. La novedad de la polémica son las banderas desplegadas, y los entornos que enarbolan las banderas, los que ya todo lo interpretan a favor y en contra del Papa Francisco.

Me duele que se haya profanado, o no se haya custodiado adecuadamente, la libertad de Joseph Ratzinger , un teólogo libre, un cardenal libre, un papa libre. En la Iglesia, el lugar en el que a las personas, en medio del caos de las opiniones del mundo, le sale al encuentro la verdad, la portada de un libro ha puesto en evidencia que «la verdad surge más fácilmente del error que de la confusión». Un malentendido con imprevisibles consecuencias.

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