La lentitud de los fiscales del Vaticano retrasa a febrero el proceso al cardenal Becciu y otros acusados de desfalco
El cardenal fracasa en su intento de embargo de bienes a su principal acusador
Si Roma es la «ciudad eterna», los fiscales del Vaticano optan a un título similar pues han provocado un nuevo retraso en el juicio al cardenal Angelo Becciu y otros nueve acusados por desfalco a través de inversiones inmobiliarias en Londres, que el presidente del Tribunal del Vaticano ha aplazado este martes hasta el próximo mes febrero.
El desfalco fue descubierto en 2019 y el proceso comenzó el pasado 27 de julio pero, según el presidente del Tribunal del Vaticano, Giuseppe Pignatone, «es un edificio en construcción, y todavía hará falta tiempo hasta que el juicio aborde lo importante».
Un a vez más, el cardenal Becciu -privado por el Papa de todos sus derechos cardenalicios pero no de las obligaciones- era el único procesado presente en la sala, donde saluda siempre muy correctamente a todos los que se le acercan, incluidos los periodistas.
En una audiencia de solo diez minutos el presidente del Tribunal ha constatado que los fiscales siguen sin poner a disposición de los abogados defensores de los diez acusados informaciones que tienen derecho a conocer.
Se trata de parte de los interrogatorios a monseñor Alberto Perlasca -antiguo jefe de la oficina de inversión de fondos reservados de la secretaría de Estado y actualmente testigo «estrella» de la acusación-, grabaciones de llamadas telefónicas y material encontrado en ordenadores, tabletas y teléfonos móviles incautados por la Gendarmería Vaticana.
En un comunicado, los fiscales prometen entregar «a mediados de enero de 2022 » todo ese material, «según lo ordenado por el Tribunal el pasado 6 de octubre», y actualizar para esa fecha la lista de cargos contra cada uno de los diez encausados.
Lamentan igualmente que «hasta ahora, solo uno de los cuatro indagados invitados a comparecer ha respondido a la convocatoria y se ha puesto a disposición para interrogatorio».
Vista su lentitud, y para evitar nuevos retrasos, el presidente del Tribunal ha ordenado una transcripción de todos los interrogatorios independiente de la Fiscalía y ha citado a todas las partes a una nueva audiencia preliminar el 25 de enero «que espero sea ya la última», de modo que la parte normal del juicio pueda comenzar en la segunda mitad de febrero.
La implicación de altos funcionarios del Vaticano como el cardenal Becciu y su colaborador directo para las inversiones, Fabrizio Tirabassi; el presidente y el director general de la Agencia de Información Financiera (AFI); así como el histórico asesor de las inversiones del Vaticano, Enrico Crasso, complica el trabajo del Tribunal.
Lo mismo que la propia complejidad de los delitos de apropiación y malversación de fondos del Óbolo de San Pedro en una aventura inmobiliaria en Londres, con sucesivos gestores como los financieros Raffaele Mincione y Gianluigi Torzi, que se atrincheran en maniobras defensivas ante la justicia británica hasta que las van perdiendo.
El cardenal Becciu , ha su vez, ha fracasado en su intento de embargar judicialmente medio millón de euros de los patrimonios personales de su ex colaborador y ahora acusador, monseñor Alberto Perlasca, y de su amiga Geneviève Ciferri Putignani, a quienes acusa de difamarle. El Tribunal de Como ha rechazado de plano la solicitud al no encontrar la mínima base jurídica para la pretensión del cardenal.
Entretanto, el Vaticano intenta vender el inmueble de Sloane Avenue 60 -antigua sede de los almacenes Harrods- con una pérdida de 115 millones de euros de los aproximadamente 350 invertidos, según datos del diario londinense 'Financial Times'.
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