Kostya, el niño ucraniano que superó un cáncer en España y ahora trata de sobrevivir a la guerra en un búnker

El médico que le curó trata ahora de ayudar a la familia a escapar para que el pequeño pueda continuar con las revisiones en Pamplona y evitar así el riesgo de metástasis

Imágenes de Kostya tomadas durante su convalecencia en España y en el búnker en el que se resguarda en la actualidad

Miriam Villamediana

El doctor José Lamo de Espinosa, coordinador del Área de Sarcoma de la Clínica Universidad de Navarra, conoció a Kostya casi por casualidad. Su padre les contactó por Internet a principios de 2021 cuando trataba de buscar una cura para el sarcoma que sufría el pequeño. Contactó con el centro hospitalario de Pamplona porque es una de las referencias internacionales en el tratamiento de este tipo de cáncer. «Nos pasó el historial y en abril vinieron por primera vez», relata el doctor a este periódico.

Cuando llegó, el pequeño de seis años tenía un osteosarcoma , un tipo de cáncer que afecta a los huesos, de 16 centímetros en el muslo. Llevaba meses sin poder dormir por el dolor. El doctor Lamo de Espinosa y su equipo le trataron y consiguieron lo que parecía imposible. Después de superar un duro proceso de quimioterapia que le provocó náuseas, vómitos y un agotamiento extremo, pudieron operarle y eliminar el tumor por completo. Además, consiguieron reconstruir la pierna a partir del peroné.

«Todo fue fantástico», explica el doctor, que recuerda cómo tras comprobar que el cáncer había remitido sin provocar metástasis, en la última revisión trabajaban ya en la recuperación de la movilidad de la rodilla. Aquello ocurrió el 14 de febrero de 2022 . Pocos días después la guerra truncó por completo ese proceso de recuperación.

«Tenían dudas de si volver a Ucrania o no» , rememora el médico emocionado. La madre de Kostya, Yulia, no trabajaba y vivía volcada en la recuperación del pequeño; su padre, Antón, se dedicaba a las exportaciones a través de internet. Decidieron finalmente regresar porque anhelaban recuperar en su país la vida que les había arrebatado el tumor, y también porque apenas hablaban inglés o castellano. Por eso cuando pocos días después cayeron las primeras bombas cerca de Kiev, el primer pensamiento de Lamo de Espinosa fue para Kostya y sus padres, Yulia y Antón. «Les escribí a través de una cuenta de Instagram», relata, y se sentó a esperar.

Sobre un colchón en un bunker

Esa espera dio sus frutos y horas más tarde recibió noticias de la familia. «Después de superar el infierno del cáncer aparece la pesadilla de la guerra», le escribió Antón. La familia ha abandonado su casa y ahora se protegen de las bombas en la ciudad de Liv, en un bunker en donde apenas hay unos colchones en el suelo. Allí Kostya trata de evadirse del estruendo de los bombardeos con la misma tablet con la que intentaba distraerse de los efectos de la quimioterapia en el hospital.

«He hablado con ellos esta mañana», relata y nos explica que la intención de la familia es emprender cuanto antes el viaje hacia la frontera con Polonia . Quedarse mucho tiempo en el bunker podría ser, de hecho, perjudicial para la recuperación de Kostya. Los pacientes oncológicos son considerados «de riesgo» porque la quimioterapia les provoca secuelas que les hace más susceptibles a muchas enfermedades y aumenta el riesgo de sufrir una infección. «En un búnker suele haber polvo, humedad y suciedad» y este ambiente, relata el doctor, podría ser otra bomba añadida para Kostya.

La movilidad aún reducida del pequeño supone una dificultad añadida en su huida. Puede andar, pero debe hacerlo ayudado en todo momento por sus inseparables muletas de colores. Por eso, la única opción para ellos es avanzar en coche. «Hay tramos en los que les hubiese ayudado mucho que Kostya pudiera andar», nos explica Lamo de Espinosa.

La intención de la familia es tratar de llegar a Polonia o a Hungría donde tienen familiares que podrían acogerlos. Si no, el médico navarro también ha preparado una alternativa «para darle una acogida», aunque por el momento prefiere no dar más detalles.

«Después de superar el infierno del cáncer aparece la pesadilla de la guerra»

Continuar con el seguimiento periódico que requieren los pacientes oncológicos es fundamental para la recuperación del niño. Todavía existe riesgo de metástasis y si se produjera, es crucial detectarlo cuanto antes. De hecho, su próxima revisión estaba prevista a finales de este mes, aunque el médico tiene serias dudas de que puedan llegar.

«Habitualmente la relación con las familias de pacientes oncológicos es muy diferente», asegura. Por eso vive con el corazón encogido desde que estalló la guerra. La última vez que despidió a esta familia en su consulta, la madre de Kostya le dijo que su sueño era volver a ver al pequeño bailar. El doctor José Lamo de Espinosa espera que pueda hacerlo pronto lejos del ruido de las bombas.

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