Italia

El juez del Vaticano archiva el caso de Emanuela Orlandi, la joven desaparecida en 1983

Los huesos encontrados en el cementerio teutónico tienen más de un siglo de antigüedad

La POlicía italiana, junto a la nunciatura, en una foto de archivo EFE
Juan Vicente Boo

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En vista de que los huesos descubiertos en el osario del Cementerio Teutónico, contiguo a la basílica de San Pedro, tienen más de un siglo de antigüedad, el Juez Único del Estado del Vaticano ha archivado el expediente sobre la desaparición, en 1983, de la joven Emanuela Orlandi , de 15 años, hija de un empleado del Vaticano.

En un comunicado emitido este jueves, la Oficina de Información señala que la orden de archivar el caso « cierra uno de los capítulos de este triste asunto , en el que las Autoridades vaticanas han ofrecido, desde el comienzo, la más amplia colaboración».

La apertura de las tumbas de las princesas Sofía de Hohenlohe y Carlota Federica de Mecklemburgo -fallecidas en el siglo XIX-, a petición de la familia Orlandi a raíz de una pista facilitada por una fuente no identificada, reveló que ambas estaban vacías.

El resultado negativo de la exploración, realizada en presencia de médicos forenses, gendarmes y abogados de la familia, llevó a pensar que quizá los restos de la muchacha podrían haber sido trasladados a un antiguo osario , en desuso, por lo que se procedió a su análisis. La investigación forense reveló que todos los huesos son anteriores al siglo XIX.

En realidad, nunca hubo un indicio serio de que los restos de la muchacha estuviesen en el Cementerio Teutónico, como tampoco lo hubo en octubre de 2018 cuando los medios italianos comenzaron a especular sobre su posible hallazgo en el jardín de la Nunciatura del Vaticano en Italia.

El edificio, situado junto a la antigua Vía Salaria, se alza sobre una antigua necrópolis de final de la época republicana y comienzos de la época imperial romana. El análisis forense de los restos humanos descubiertos al hacer obras en la portería de la nunciatura reveló que corresponden a los años 90 a 230 de la era cristiana es decir, los siglos I y II, como se intuía con solo verlos.

En el 2012 se hizo otra búsqueda similar, con resultado igualmente negativo, en la basílica de San Apolinar, cercana a Piazza Navona. El «soplo» anónimo indicaba que los restos de la joven podían estar nada menos que en la sepultura de Renatino De Pedis, antiguo jefe de una banda mafiosa romana.

A lo largo de casi cuatro décadas, el «caso Orlandi» ha sido un «culebrón» impulsado casi siempre por llamadas a anónimas a la familia, sus abogados, periódicos romanos o programas televisivos, a veces en directo.

Durante su juicio por el intento de asesinato de Juan Pablo II, el pistolero turco Ali Agca, jugó varias veces a «revelaciones» sobre el paradero de la muchacha. Eran simples invenciones que buen número de medios informativos italianos consumía con avidez.

Como la desaparición de la joven a la salida de una clase de música fue un caso de gran notoriedad mediática, las llamadas falsas para dar «pistas» o pedir rescate por un hipotético secuestro empezaron a contarse enseguida por centenares.

Tanto el Vaticano como la justicia italiana han abierto desde 1983 numerosas investigaciones a petición de la familia o de algunos fiscales, sin que nunca se llegase a resultado sólido alguno .

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