Sociedad
Jóvenes que viven con personas mayores: una iniciativa que soluciona problemas
Esta pasada semana se celebró en Madrid el V Congreso de Convivencia Intergeneracional, el primero que se hace en España
El madrileño Palacio de Cibeles acogió entre el jueves y el viernes pasado el primer congreso de convivencia intergeneracional celebrado en España . Un evento puesto en marcha por la asociación Homeshare International, con sede en Reino Unido, e impulsado por la ONG Solidarios para el Desarrollo y que buscaba incidir en los aspectos positivos que puede tener la convivencia entre personas de distintas generaciones.
Durante dos días, veinte expertos de diez países diferentes (Estados Unidos, Australia, Francia, Reino Unido, Austria, Bélgica, Alemania, Nigeria y Corea del Sur, además de España) remarcaron la importancia y los beneficios presentes en que mayores y jóvenes convivan bajo un mismo techo. A ello contribuyen programas como “Convive” , que promovido por Solidarios para el Desarrollo pretende que estudiantes de todas partes del mundo puedan habitar en el domicilio de una persona mayor que viva sola pero se valga por sí misma durante el tiempo que dura el curso académico. Todo con el objetivo de que ambas personas se hagan compañía mutua y que lo compartan todo , gastos incluidos.
«Nuestro programa es una idea muy sencilla y potente. Una persona mayor, con espacio en su casa, convive con un estudiante universitario; y se ayudan y enriquecen mutuamente», señala a ABC Alfonso Fajardo, director de Solidarios para el Desarrollo. «El mayor no es meramente un receptor de ayuda. Al contrario, su rol es importantísimo, pues ayuda a un joven a poder estudiar en Madrid , mientras que el estudiante le ofrece compañía, seguridad o una visión vital diferente », añade.
En España, coexisten diez proyectos de convivencia intergeneracional. Nacido en 1995, “Convive” es el programa de este tipo «más amplio de todos los que hay» en el país, comenta su director, que explica que cada año gestionan entre ochenta y noventa convivencias. «Cada vez son más necesarias las iniciativas de este estilo», remarca Fajardo. La suya cuenta con el apoyo de siete universidades madrileñas y es prácticamente gratuita para ambas partes. «Los únicos gastos que tiene para el estudiante son los propios de la casa: luz, agua o calefacción, de unos 50 euros al mes», refiere. Aunque en algunos casos, incluso, esta cantidad ni siquiera se abona. Todo depende del «contrato» que acuerden el estudiante y la persona mayor.
Compromiso social
«Los ciudadanos tenemos responsabilidades con nosotros, con las personas, incluso con las que no conocemos », manifestó en la conferencia inaugural del congreso Malcolm Johnson, presidente de Homeshare International. «Son tiempos difíciles para que los jóvenes encuentren trabajo y puedan irse a vivir fuera de las casas de sus padres. Por ello tiene que haber solidaridad entre las generaciones», añadió el presidente, que también incidió en las partes más positivas de esta convivencia intergeneracional. «Con estos programas, las personas más jóvenes pueden aprender de las mayores, que a su vez también aprenden de la convivencia», advirtió, al tiempo que habló de la existencia de una nueva generación demográfica. «Con el aumento tan grande de la esperanza de vida, ha nacido la cuarta edad , que abarca a gente muy mayor que necesita ayuda para seguir valiéndose por sí misma. Este tipo de coexistencia debe servir como modelo de calidad, en el que con poco dinero se promueva la solidaridad. Las instituciones y los servicios públicos deben ayudar a que así sea», afirmó.
Este es el quinto evento internacional de este tipo que organiza Homeshare, aunque es la primera vez que recala en España. En él participaron más de doscientos profesionale s, con la idea de concebir la vivienda como un espacio en el que mayores y jóvenes compartan experiencias, así como de que este planteamiento se afiance como una realidad.
Desde Solidarios para el Desarrollo, de hecho, quieren promover la creación de una red nacional que englobe este asunto. España, con más de ocho millones de personas mayores de 65 años, es el segundo país en cuanto a población envejecida del mundo, solo por detrás de Japón. De ellas, unos dos millones viven solas, «en muchos casos, al contrario de lo que desean», aseguran desde la asociación.
Para cubrir las necesidades de esos grupos sociales nacen proyectos como los defendidos en el congreso , focalizados en convertir, de manera original, un problema social en una solución.
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