La joven holandesa de 29 años a la que los médicos ayudaron a morir

Aurelia Brouwers no tenía una enfermedad terminal, pero sí problemas mentales que le impedían ser feliz

Aurelia Brouwers, durante el reportaje emitido en la televisión holandesa RTL NIEUWS

ABC

Aurelia Brouwers era una joven holandesa de 29 años que murió por eutanasia el pasado mes de enero. Su corta edad —además del método por el que puso fin a su vida— ha provocado que su caso traspase fronteras e impacte a todo el mundo. Un médico le dio veneno, y ella se acostó. Horas más tarde, llegó la muerte . No era una enferma terminal, pero desde los 12 años tenía una enfermedad mental que le impedía llevar su vida con normalidad, de ahí su decisión.

«Tengo 29 años y he elegido someterme voluntariamente a la eutanasia. Lo he elegido porque tengo muchos problemas de salud mental . Sufro de forma insoportable y no tengo esperanza. Cada aliento que tomo es tortura», dijo la joven en una grabación días antes de morir.

Sus últimos días, además, fueron grabados por una cadena de televisión holandesa, que la siguió durante dos semanas para retransmitir el final de su vida . Así, la joven iba tachando los días que le quedaban en una pizarra que tenía en su casa, aunque las cámaras pudieron grabar también sus momentos íntimos con familiares, paseando por la ciudad o incluso visitando el crematorio que eligió para que se encargaran de su cuerpo una vez muerta.

«Estoy atrapada en mi propio cuerpo, en mi propia cabeza, y solo quiero ser libre», decía la joven en el reportaje. «Nunca he sido feliz, no conozco el concepto de felicidad».

En Holanda la eutanasia es legal en los casos en los que un médico esté de acuerdo en que el sufrimiento de la persona es insostenible . Aunque suele darse sobre todo en enfermos terminales, el caso de esta joven no es único, pues hay otras 82 personas en Holanda que fueron sometidas a eutanasia por razones de sufrimiento psiquiátrico.

«Cuando tenía doce años sufrí de depresión. Y cuando me la diagnosticaron por primera vez me dijeron que tenía un trastorno límite de la personalidad », dijo la joven a la televisión holandesa que la siguió en sus últimos días. «A eso le siguieron otros diagnósticos: trastorno de apego, depresión crónica, tendencias suicidas crónicas. Sufro ansiedad, psicosis y escucho voces».

Sin embargo, sus médicos habituales no compartían su decisión, por lo que la joven tuvo que recurrir a Levenseindekliniek, la clínica del «fin de la vida», en La Haya, donde encontró el respaldo del sanitario que le sumistró el veneno. «Los pacientes psiquiátricos que vemos son más jóvenes que los pacientes físicos», aseguró la doctora Kit Vanmechelen, una psiquiatra que evalúa a los solicitantes y realiza la eutanasia en esta clínica, a la BBC. «Aurelia Brouwers es un ejemplo de una mujer muy joven. Y eso hace que sea más difícil tomar la decisión porque en esos casos, le quitas mucha de la vida que tiene por delante», dijo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación