Preparedness: la clave para ir por delante del Covid y las enfermedades infecciosas

Si queremos estar preparados para el futuro está claro que el tiempo que tardemos en crear la especialidad de enfermedades infecciosas es tiempo perdido

Víctor Coyote

Dr. Jose Luis del Pozo León*

Es difícil entender cualquier conflicto bélico, pero creo que es imposible entenderlo después de haber vivido la pandemia Covid-19. Mientras en África intentan desarrollar una vacuna propia frente al SARSCoV2, los países más prósperos hemos acumulado suficiente poder de destrucción para aniquilar cien veces a la totalidad de los seres vivos que han pasado por este planeta.

Esta pandemia nos ha puesto a todos al límite , nos ha cuestionado como individuos, ha removido todos nuestros cimientos y ha demostrado que la salud global es algo más que un concepto utópico. En el caso de nuestro país, que presumía de tener uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, la pandemia ha conseguido que se nos vean todas las costuras . Hemos descubierto que nuestro sistema de salud es frágil, y que si no nos preparamos adecuadamente puede que no soporte una próxima pandemia.

Yo tuve que marcharme tres años a un hospital en Estados Unidos para poder hacer la especialidad de enfermedades infecciosas porque paradójicamente no existe en España . Una palabra que empleaban mucho allí y que ronda mi cabeza desde el final de la primera ola es preparedness . Su traducción literal es preparación . Pero aplicado a la pandemia, sería el conjunto de acciones basadas en lo ocurrido que se ponen en marcha para evitar los resultados negativos que pudieran producirse en una futura pandemia. Cuando hemos superado cada ola nos hemos centrado en recortar las medidas que se habían aplicado, pensando que ya había pasado lo peor. Y constantemente nos hemos olvidado de prepararnos de verdad para la siguiente ola . En este momento estamos ante un claro punto de inflexión, a pesar de que seguimos sin distribuir con equidad las vacunas.

Creo que a todos se nos han ocurrido numerosas necesidades. Entre otras cosas, deberíamos estar ya trabajando en: robustecer la atención primaria, en mejorar las infraestructuras hospitalarias, en plantearnos si hay que tener hospitales de pandemias, en dotar mejor a nuestras UCIs , en formar el suficiente personal sanitario para adecuarlo a las potenciales necesidades, en mejorar las condiciones laborales del personal sanitario, en trabajar en el relevo generacional , en invertir sin remilgos en investigación , y en pensar en la creación de especialidades imprescindibles como la de urgencias y emergencias o la de enfermedades infecciosas.

La malaria mata un millón de personas al año. La tuberculosis existe desde hace nueve mil años y continúa siendo una plaga en muchas regiones del mundo. Hoy en día no tenemos tratamiento efectivo contra el ébola. La peste negra llegó a Europa desde la India en 1348, y acabó con la vida de más de 25 millones de personas. El virus de la gripe A contagió a 1.000 millones de personas en 1918. Pero las enfermedades infecciosas no son historias del pasado . Aproximadamente un 20% de los pacientes que ingresan en nuestros hospitales (excluyendo Covid-19) lo hacen debido a una infección, y un 10% de los pacientes que ingresan por otras causas acabará sufriendo una infección durante el ingreso.

Además, en los últimos años se ha producido un claro aumento de otras infecciones. Las asociadas a los dispositivos biomédicos (prótesis, catéteres, …), las de los pacientes con cáncer que son sometidos a tratamientos que les inmunosuprimen, las que ocurren en pacientes trasplantados, las infecciones de transmisión sexual, incluyendo el sida, las importadas como consecuencia de los viajes internacionales, o las enfermedades emergentes y desatendidas. Además, el uso abusivo de los antibióticos ha propiciado que estas infecciones estén causadas por microorganismos cada vez más resistentes lo cual dificulta enormemente su tratamiento .

Las enfermedades infecciosas constituyen un área de conocimiento transversal que abarca la atención primaria, la urgencia, la hospitalización médica y quirúrgica y la UCI. En España hay un centenar de unidades de infecciosas y sus especialistas proporcionan una elevada calidad asistencial e investigadora. Paradójicamente, España es el único país de la Unión Europea que no tiene un sistema reglado de formación en enfermedades infecciosas . La creación de esta especialidad es crucial si queremos seguir manteniendo esa atención de calidad y gestionar adecuadamente el recambio generacional. Si queremos estar preparados para el futuro está claro que el tiempo que tardemos en crear la especialidad de enfermedades infecciosas es tiempo perdido.

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