De qué Sínodo hablamos...

A estas alturas del metasínodo, del sínodo sobre el sínodo , o del proceso sinodal diocesano, podemos hablar de tres niveles en la práctica sinodal de la Iglesia en España.

La primera es el Sínodo tal y como lo ha presentado el Papa, que tiene como base la idea de que la sinodalidad es el camino de la Iglesia para el tercer milenio, una de las grandes aportaciones de este pontificado. Una Iglesia sinodal es una Iglesia a la escucha , en la que cada miembro de la Iglesia tiene algo que aprender.

Como dijo el Papa, «pueblo fiel, Colegio Episcopal, Obispo de Roma: uno en escucha de los otros: y todos en escucha del Espíritu Santo, el 'Espíritu de la verdad'». La sinodalidad podría ser entendida como la dimensión operativa de una comunión no centrada en sí misma.

El segundo sínodo, que no quiere decir que no esté en el primero, es el que se ha dado en la realidad, con su historia y sus conclusiones. No son muchos, ni muy precisos, los datos que tenemos de la participación en las diócesis. El sentir general es que se ha producido una desigual participación, que ha sido mayor la motivación en los fieles que en los sacerdotes, que la edad media de los grupos es muy alta y que las conclusiones son bastante coincidentes. Las cifras más exactas, según el dossier oficial, hablan de «más de 215.000 personas», quizá 215.001.

También de 14.000 grupos. Este proceso ha iniciado una dinámica de expectativas que veremos cómo se satisfacen.

Y, por último, el Sínodo de los medios, al que ya se le achaca que opera con intereses diversos al Sínodo del Papa y al de la realidad. Si los medios se fijan mayoritariamente en las conclusiones referidas al sacerdocio de la mujer, el celibato y lo referido a la homosexualidad, es porque están en la realidad. Las personas que han participado en los grupos viven en un mundo mediático y mediatizado , y no son ajenas a la influencia de grupos de presión, teológicos, pastorales o ideológicos. Hay que suponer que eso se tendrá en cuenta.