¿Qué obispos necesita España?

Obispos de la escasez, no de la abundancia

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Ante el cambio de época episcopal la pregunta no es solo qué obispos necesita España sino qué obispos necesita la Iglesia católica para España. La generación que ahora se jubila es la de los sacerdotes que vivieron el Concilio Vaticano II como seminaristas o sacerdotes. La anterior fue la de los que participaron en el Concilio. Y la próxima será la que ya nació y se educó en pleno postconcilio. Esta taxonomía configura la forma del ejercicio del episcopado. Los futuros obispos, educados en la recepción del Concilio con una teología que en gran medida andaba dando tumbos, dependerán más de la impronta e idiosincrasia del pontificado que de las ilusiones y motivaciones últimas de esa magna asamblea .

Vayamos a delinear el perfil del obispo en función de la sociedad. No será una España secularizada sino postsecular. El criterio es el pluralismo de opciones y formas de vida , también las de un laicismo que no entiende la propuesta cristiana. Un laicismo que acepta la existencia de la Iglesia como una agencia social, pero que rechaza cualquier pretensión de su propuesta antropológica y moral. Contará con rescoldos de un catolicismo cultural que se expresa en las múltiples formas de religiosidad popular. Deberá asumir que la dimensión institucional debe subordinarse a la del encuentro personal, a la de un cristianismo menos discursivo, solemne, anclado en el limitado reconocimiento social y en una autoridad hoy discutida. Serán más obispos del tú a tú, en la novedad, en la sorpresa, un cristianismo del gesto y de la mirada. Hacia dentro, la obsesión por gestionar la decadencia patrimonial no debiera evitar que sean padres y pastores. Serán obispos de la escasez, —sacerdotes, recursos…—, no de la abundancia.

Lo que pide la Iglesia para sus obispos está claro según la norma. Insigne por la firmeza de su fe y de su doctrina , buenas costumbres, piedad, celo por las almas, sabiduría, prudencia y virtudes humanas, y dotado de las cualidades que le hacen apto para ejercer el oficio. Se podría añadir formación acreditada y espíritu de servicio. Sin carrerismos al uso, ni clericalismos, como dice el Papa Francisco.

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