Lo que va de Nietzsche a Marx
Con la carta de renuncia del cardenal de Münich se asienta una forma de actuar en la Iglesia basada en el marketing
Resulta paradójico tener que utilizar el pensamiento de Friedrich Nietzsche para explicar lo que pasa en la Iglesia, o en una parte de ella, en este momento. Así es. Decía el autor de «Así habló Zaratustra» en uno de sus fragmentos de 1886 que ya no existen los hechos, solo las interpretaciones. Son nuestras necesidades las que interpretan el mundo. K. Popper insistía también en que cuando estamos inmersos en procesos históricos y sociales de cambio, los acontecimientos y las situaciones vividas, incluso los efectos reales, distorsionan las intenciones de los protagonistas.
Con la carta de renuncia del cardenal arzobispo de Münich y Freising, Reinhard Marx, se asienta una forma de actuar en la Iglesia basada en el marketing. Marx no es cualquier cardenal. Es el represente de una Iglesia económicamente rica pero pobre en fieles y en impulso apostólico. Fue presidente de la Conferencia Episcopal, de la que también dimitió, y es miembro del círculo de consejo del Papa. Al margen de las intenciones personales, que nadie juzga, la decisión de hacer pública la renuncia con tales argumentos tiene como objetivo desencadenar procesos en la opinión pública conducentes a conseguir los objetivos previstos . La intención es afirmar un proceso en curso desde otra perspectiva. En este caso, una comprensión de la Iglesia en general, y en Alemania, capaz de superar una «Iglesia que ha llegado a un punto muerto». Reforzar la posición progresista de quienes establecen, por ejemplo, la relación entre poder eclesiástico masculino, celibato y moral sexual. El motivo que aduce Marx es el escándalo de la pederastia, pero no profundiza en el hecho de que la pederastia es más una consecuencia que una causa.
La respuesta del Papa Francisco, con otra carta, es un ejemplo de pieza retórica, que comienza con una captación de la benevolencia y alabanza del interlocutor, sigue recordándole las generales de la ley de la reforma de la Iglesia y concluye no aceptando determinados gestos de la «Iglesia marketiniana» . Hay quien dice que con su carta el cardenal Marx se postula como líder de esa Iglesia en el próximo Cónclave. Quién sabe…