Hacia una Iglesia femenina y feminista

Durante no poco tiempo la Iglesia católica ha sido la bestia negra los feminismos más activos

EFE

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Para el historiador inglés E. Hobsbawn la revolución de las mujeres es la única revolución triunfadora del siglo XX. Entiendo que en este proceso incluye la del mayo del 68. Durante no poco tiempo la Iglesia católica ha sido la bestia negra los feminismos más activos. Hay quien piensa que la Iglesia es sorda y ciega al mundo interior y exterior de las mujeres, a lo que hacen, a lo que piensan. Incluso consideran que nunca ha abordado en serio un diálogo con el feminismo. Es cierto que el Papa Francisco, sin caer en las cuotas, está acelerando algunos nombramientos de mujeres para cargos destacados en el Vaticano. Al fin y al cabo, para determinadas feministas eclesiales, ésta es una estrategia de despiste y epidérmica. La cuestión de las mujeres y la religión acaba siendo la prueba del algodón de humanidad en el hecho religioso organizado.

Los debates en el feminismo están haciendo que se aparque la reivindicación de la mujer a través de a adopción de modelos masculinos de comportamiento y la negación del valor de la maternidad. Ahí está ahora el ecofeminismo. Para determinadas corrientes que se están colando en la Iglesia, y que están captando la voluntad y las mentes de no pocos y pocas, una cuestión clave es la relación entre autoridad y sexo. Según esta propuesta, la Iglesia es patriarcal y machista. El poder está en manos de hombres que son jerarquía y que establecen relaciones de dominio sobre el resto del personal, masculino y femenino. Destruir el vínculo entre sexo y autoridad pondría en tela de juicio desde la naturaleza del ministerio ordenado hasta la moral sexual.

He leído esta semana un libro de una autora «feminista y cristiana» que dice que «el genio femenino», del que escribió bellas páginas Juan Pablo II, es entendido como una farsa destinada a perpetuar la subordinación. La cuestión de la mujer o se aborda desde las bases de lo que significó, en el inicio del cristianismo, la revolución cristiana, con una adecuada antropológica teológica, o estamos en uno de los problemas internos más acuciantes de la Iglesia.

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