¿Dónde está Dios? La muerte de Dios
Esta Semana Santa quizás esté donde menos lo esperábamos
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No se trata de un horrible sueño. Todo ha cambiado, nuestras evidencias más inmediatas se han derrumbado. De repente estamos en un Sábado Santo entre secular y religioso. El virus nos ha metido de lleno en una Semana Santa existencial. Comprender su sentido es comprender el mensaje cristiano. El Viernes Santo ha sido siempre el día de la relación entre la vida y la muerte, el sufrimiento y la felicidad. A nadie le puede dejar indiferente este Viernes santo de tantos enfermos que, en soledad, se preguntan por el sentido de su sufrimiento, del dolor, del final de la vida.
La cuestión del amor y el dolor es la cuestión de la cruz de Cristo. La pasión de Dios hoy es la pasión de toda la humanidad. «La peste» de Albert Camus (1947) se ha convertido en un best seller. ¿Hay que pedirle milagros, como el P. Penéloux en «La peste»”? ¿Hemos de devolver a Dios el billete de la vida, como Iván Karamazov en «Los hermanos Karamazov»?
Nuestro siglo se había convertido en un gran Sábado Santo, el vacío helador de la muerte de Dios. Todo lo teníamos preparado hasta que llegó un virus no tan previsto. La historia sepultó a Dios en un sepulcro que desenmascara todas las seguridades materiales. La muerte de Dios, la ocultación de Dios, constituye el auténtico misterio del Sábado Santo. «Pero la muerte de Dios en Jesucristo es al mismo tiempo la expresión más radical de la solidaridad con nosotros. El misterio más oscuro de la fe es al mismo tiempo el signo más claro de la esperanza que no tiene límite», escribió el profesor Joseph Ratzinger en unas famosas meditaciones para la Semana Santa de 1967 en la Radio Bávara. Dios debía morir para que nosotros podamos vivir en Él. Nos cuesta aceptar que la muerte ya no es lo mismo después de que Cristo la ha padecido.
El enemigo invisible al que nos estamos enfrentando requiere rostros visibles. El alma de nuestra sociedad es hoy el espíritu de servicio. ¿Dónde está Dios en esta Semana Santa? Quizá donde no lo esperábamos.