Denigrar a san Juan Pablo II

A propósito del Informe sobre el caso del excardenal Theodore McCarrick, se ha destapado una sorprendente campaña mundial contra san Juan Pablo II

Esta funcionalidad es sólo para registrados

A propósito del Informe sobre el caso del excardenal Theodore McCarrick , se ha destapado una sorprendente campaña mundial contra san Juan Pablo II. El «New York Times» comenzó la serie afirmando que Juan Pablo II había sido canonizado muy pronto. El National Catholic Reporter ha instado a los obispos norteamericanos a suprimir el culto al papa santo. «Es hora de un ajuste de cuentas difícil», ha llegado a escribir en su editorial. Añadamos, por ejemplo , lo escrito por el jesuita Thomas Reese , en Religion News, que, refiriéndose también a este caso, ha señalado que los que animan a la santidad «son seguidores que quieren que el legado sea asegurado». He leído incluso, en una publicación española que se define como religiosa, que «McCarrick fue el bastión de san Juan Pablo II en América» –dato ni contrastado ni correcto- y que «es culpable, pero el responsable es el sistema monárquico que construye la Iglesia». Toma ya con la concepción de la Iglesia que tienen algunos.

Una lectura pausada del informe sobre el caso McCarrick, un documento sin precedentes, concluye que Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, los tres, cometieron el mismo error por fiarse de canales contaminados. Focalizar la responsabilidad en el papa que no vive, y que fue canonizado por Francisco, supone un paso más en la autodestrucción de la Iglesia, también desde el punto de vista de su credibilidad. Lo santos no son quienes nunca pecaron, ni se equivocaron.

El Papa Francisco no necesita a los que, desde hace tiempo, se están empeñando a fondo en acabar con el legado del pontificado de san Juan Pablo II según la dialéctica de la ruptura en favor de una Iglesia nueva, acomodada a la cultura de nuestro tiempo. Juan Pablo II no añoraba un tiempo de cristiandad, sino un tiempo apostólico para mitigar la tentación de un catolicismo light convertido en un catolicismo zero. Instrumentalizar el pontificado del papa Francisco para una Damnatio memoriae, una condena de la memoria, de Juan Pablo II significa no entender lo que es la Iglesia, ni el papa, se llame Juan Pablo o Francisco.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación