Cómo hablar de la familia y la vida

El género, como construcción cultural, se ha comido al sexo y se ha disociado el amor, la sexualidad y la fecundidad

Familias paseando por Torrejón de Ardoz Belén Díaz Alonso
José Francisco Serrano Oceja

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Hoy se celebra el día de la defensa del matrimonio, la familia y la vid a, por lo civil y por lo eclesial, en Madrid, en Roma y en el mundo . Nada que se pueda relacionar con las inminentes celebraciones del orgullo gay en España. En la ciudad eterna, y en las diócesis del orbe católico, resuenan los ecos de E ncuentro Mundial de las familias , esa especie de JMJ de matrimonios rediviva después del parón de la pandemia.

En Madrid tendrá lugar esta mañana la manifestación « Nos jugamos la vida , basta de leyes que atentan contra la verdad y la naturaleza humana». Una denuncia de las leyes que atentan contra el matrimonio , entendido como la unión de un hombre y una mujer, y la familia . Los obispos, conscientes de esta singular coincidencia, de este doble calendario, publicaron el pasado martes una nota en la que, entre otras cosas, relacionaban el sí a la familia con el sí a la vida e invitaban a los católicos «a participar en las diferentes celebraciones y actos proponiendo la maravilla de la familia cristiana y el respeto a la vida de todo ser humano desde su comienzo hasta su final».

Da la impresión de que el Evangelio de la familia y de la vida no tiene la misma prioridad en la insistencia de la Iglesia en comparación con tiempos pasados . Se está produciendo una reubicación de esta materia, también en la conciencia eclesial , en un momento en el que se ha alterado tanto la comprensión de lo que se entiende como matrimonio y familia como de sus formas existenciales y de percepción social.

Hablar del matrimonio, de la familia y de la vida, significa hablar de sexo y de diferenciación sexual según la propuesta cristiana. El género, como construcción cultural, se ha comido al sexo y se ha disociado el amor, la sexualidad y la fecundidad . La negación de la diferenciación sexual se encuentra en el corazón de la desestabilización del vínculo social que representa la familia . La pregunta es cómo pensar y cómo hablar de esto en medio de una revolución antropológica sin precedentes.

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