Se busca obispo en España

En los próximos cinco años se nombrará a una veintena de nuevos obispos. Algunos candidatos ya se han negado

El obispo de Solsona, Xavier Novell, cuya renuncia ha sido aceptada por el Papa

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Durante el pontificado del Papa Francisco, semana sí, semana no, el Boletín de la Santa Sede nos ofrece el cese o renuncia de un obispo por razones distintas de la edad. Hasta el presente, en España no se ha dado el caso de un obispo que haya renunciado o se le haya cesado p or motivos relacionados con la pederastia . Algo no infrecuente en otros países.

Sin embargo, no podemos decir que no hayamos vivido, en los últimos tiempos, algunas anomalías episcopales. Obispos que sin haber llegado a la edad preceptiva de jubilación son invitados a presentar la renuncia . Comenzó la serie con monseñor Manuel Ureña, arzobispo emérito de Zaragoza. Continuó con el emérito de Ciudad Rodrigo, monseñor Raúl Berzosa, y ha seguido esta semana con el emérito de Solsona, monseñor Xavier Novell . Se podría añadir la astracanada de Almería, con un obispo coadjutor. Y el de alguno de los acogidos por el cardenal Cañizares en Valencia, que pasó de titular a auxiliar.

Pese a la opacidad del procedimiento, por lo sabido, las causas fueron diversas. Eso no quiere decir que no haya aspectos coincidentes en los casos citados y en los ‘vinientes’. Por ejemplo el papel de los prescriptores, de quienes gestionan la información. En los próximos cinco años, se nombrarán una veintena de nuevos obispos. Si, como parece ser, ya hay candidatos que lo han rechazado, todo se complica .

¿Quién no conoce a un sacerdote que pudiera ser un buen obispo? El problema está en añadir otros criterios a los exigidos por el Derecho Canónico. Incluso pasar por alto los preceptivos. Estos son: insigne por la firmeza de su fe, buenas costumbres, piedad, celo por las almas, sabiduría, prudencia y virtudes humanas , y dotado de las demás cualidades que le hacen apto para ejercer el oficio de que se trata; de buena fama; de al menos treinta y cinco años; ordenado presbítero desde hace al menos cinco años; y doctor o al menos licenciado en sagrada Escritura, teología o derecho canónico, por un instituto de estudios superiores aprobado por la Sede Apostólica, o al menos verdaderamente experto en esas disciplinas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación