Psicología
Javier Urra: «Hay chicas convencidas de que cambiarán la actitud y conducta de su pareja violenta»
El psicólogo que fuera Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid da claves en su último libro sobre la libertad de perdonar, analiza la violencia en las aulas y de género entre jóvenes y reivindica una educación en valores
Javier Urra (Estella, Navarra, 1957) ha publicado ya una decena de libros y multitud de artículos científicos, y en todos ellos, siempre encontramos algún recoveco que ignorábamos sobre el cuidado de nuestros hijos o el comportamiento de nuestros correligionarios. Psicólogo forense, doctor en Psicología Clínica y pedagogo terapeuta, entre otros títulos, el que fuer a Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid (entre 1996 y 2001) lanza un nuevo volumen, cuyo solo titular -«Celebra y comparte la vida» (editado por JdeJ Editores y Actitud de Comunicación)- ya es un «claim» que llama al lector desde la estantería. En sus páginas, prologadas por Juan Diego Guerrero y en colaboración con Merche Carneiro , encontrarán opiniones como las que esboza, en algunos «flashes» y «ayes» , el autor para ABC .
Asustan los últimos datos, preocupantes, que ha publicado el Instituto Nacional de Estadítica sobre la permisividad cada vez mayor de los adolescentes hacia la violencia de género. ¿Cuáles son las claves para detectar un posible caso de maltrato entre jóvenes? ¿A usted le parecen preocupantes estos datos, o cree que se están publicitando más de la cuenta y que no es tanto así?
Realmente, los datos son preocupantes. Hay un porcentaje de chicas que buscan el príncipe azul, que gustan de ser defendidas, que confunden el amor con la supervisión. Hay varones muy celosos, muy posesivos y marcadamente violentos.Antiguamente teníamos canciones mexicanas cuyo contenido era peligroso, ahora nos las encontramos en canciones de rap. El problema estriba en que los jóvenes creen que el problema de la violencia de género es un problema de adultos, no son conscientes de la realidad. Y además hay chicas convencidas de que cambiarán la actitud y conducta de su pareja ya violenta.
¿Cuál es el valor que usted considera irrenunciable y básico para que un padre inculque a su hijo?
La dignidad, el respeto a uno mismo y a los demás. Añadiría también que luche por su libertad, por defender su autonomía.
Ante una conducta celotípica, ¿cómo se debe obrar por parte de la otra parte de la pareja: consintiendo, olvidando, soslayando, afrontando, yendo al psicólogo?
Poniendo sobre la mesa conductas inaceptables, que sean verificables. Hay que pedir apoyo, sin duda, pues la celotipia es una patología, y el celoso busca confirmar sus miedos , sus obsesiones, sus preocupaciones... Por eso hay que enfrentarle con un profesional que desmenuce su forma de posicionarse, de interpretar sus miedos inherentes, sus inseguridades y sus distorsiones. Repito: los celos son una patología, en algunos casos de mal pronóstico.
Cuando acudes a un psicólogo y en la quinta o sexta sesión, te recomienda antidepresivos, ¿está justificado? ¿Qué habría que hacer antes de abocar a alguien a tomar pastillas ante cualquier problema?
Los antidepresivos y todos los psicofármacos han de ser recetados por los médicos psiquiatras. Naturalmente que hay enfermedades puntuales o crónicas que requieren de psicofármacos como los estabilizadores del ánimo, o los antidepresivos, o los hipnóticos que se complementan con psicoterapia.
Todo el mundo que tiene alta la tensión o el colesterol entiende que ha de tomar fármacos, el cerebro tiene un componente esencial biológico y los psicofármacos han avanzado mucho, para evitar aspectos colaterales negativos.
No se dude: hay personas que requieren por ejemplo ansiolíticos. Otra cosa es automedicarse o dar toda la confianza específica y únicamente a los componentes químicos.
¿La voluntad, el cerebro, se pueden dominar?
Naturalmente que el cerebro no. Somos mente, alma, y cerebro. La Psicología no es como alguien cree el estudio de la conducta, sino del alma que ampara la percepción, los sentidos, los sentimientos, el cerebro, el resto del cuerpo, la mente y todo aquello que compone un ser humano como es la subjetividad, la voluntad, la actitud, la motivación, que nunca podrá plasmarse en un TAC (tomografía axial computerizada).
Respecto a la voluntad, naturalmente que se puede fortalecer desde la convicción, desde la decisión.
¿En qué medida «ayuda» un libro de autoayuda? ¿Qué opinión le merecen autores como Bernardo Stamateas, un «best seller» en este campo?
«Autoayuda suena a desprestigio, como divulgar la ciencia, y es un error; pero tienen que ser libros buenos y honrados»
Naturalmente que no juzgaré a otros autores. Cuando la ciudadanía demanda un tipo de libros, quiero entender que le son de utilidad. Autoayuda suena a desprestigio, como divulgar la ciencia, y es un error. Hay libros científicos, académicos, de debate, de investigación, y otros dirigidos al gran público. Lo que sí tienen que ser es buenos, en el sentido de basarse en lo que las investigaciones y estudios nos señalan, y honrados, no generando falsas expectativas.
¿No cree que ahora existe un «coach» o una técnica de «coaching» para todo? ¿No sería más necesario otro tipo de experto o de recomendaciones a la hora de encarar los problemas?
«Yo no me dejaría intervenir quirúrgicamente por un "coach"»
No creo que un «coach» sea de verdad un experto. Llamémosles por su nombre: son entrenadores, y bien están para indicarte y motivarte, para practicar deporte, o algún aspecto similar. Para los aspectos profundos del ser humano requerimos personas que se hayan graduado, que se hayan especializado mediante máster, que se hayan aplicado a través de doctorados. Yo no me dejaría intervenir quirúrgicamente por un «coach».
Me ha llamado la atención que usted reivindique en su libro la importancia del perdón. Y la pregunta es obligada, ¿hasta qué extremo se debe perdonar? ¿Dónde pone uno la barrera de «hasta aquí perdono» y «hasta aquí ya no»?
Creo que el perdón es esencial. Perdonar, perdonarse, dejarse perdonar.
Hay quien está incapacitado para perdonar, hay quien no quiere hacerlo, e hipoteca el presente y el futuro, por lo que ya en su día aconteció. Bien es cierto que cabe perdonar y no olvidar, es el caso de los que se sufrieron el Holocausto o la Guerra Civil o el terrorismo de ETA.
¿Se perdona todo en pareja y nada en amistad, usted qué opina?
Si uno quiere mantener la pareja y la amistad se deben maquillar algunos hechos, a un verdadero amigo se le perdona un error.
El ser humano lo que no perdona es la intencionalidad y la reincidencia.