Los jabalíes causan estragos en Portugal

Los alrededores de Lisboa concentran una elevada población de estos animales, que se muestran agresivos y buscan comida desesperadamente

Imagen de archivo ABC
Francisco Chacón

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Portugal asiste a un progresivo y alarmante incremento de la población de jabalíes . Cada vez se dan más casos de manadas que salen de su hábitat natural en busca de alimentos en entornos humanos: irrumpen con signos de desesperación y no solo provocan destrozos sino que pueden provocar un grave riesgo para la salud, como la transmisión de tuberculosis y otras enfermedades.

La agresividad de estos ejemplares camina a la par, especialmente en zonas cercanas a Lisboa , donde ya se han registrado incluso casos en los que se cuelan en restaurantes atraídos por el olor de la comida.

Así las cosas, el siempre activo CDS (Centro Democrático y Social, partido conservador liderado por Assunçao Cristas) subraya la importancia del asunto e insta al Gobierno socialista de António Costa a tratar de poner remedio a una situación que atemoriza a los habitantes de Setúbal y los alrededores de la playa de Galopinhos, etcétera.

De hecho, se hicieron virales hace un par de veranos las imágenes de unos jabalíes refrescándose en el mar, justo cuando arreciaba una de las habituales olas de calor.

El CDS pide la elaboración de un censo de estos animales , cuyo número parece haberse desbocado últimamente. Los agricultores, los guardas forestales y los empleados que mueven los dispositivos de caza aguardan también una acción institucional en este sentido, sobre todo si tenemos en cuenta que las consecuencias se agravan bajo los efectos del cambio climático.

La sequía que se viene arrastrando en el Portugal interior se une a la devastación causada por los estragos de los incendios , en un cóctel explosivo que abona el terreno para el descontrol de los jabalíes.

Fue en septiembre de 2017 cuando los bañistas de las playas que circundan la Sierra de Arrábida no daban crédito a lo que veían sus ojos: grupos de jabalíes adentrándose en el mar y pululando por los alrededores.

Los animales se sumergían en las aguas, hasta dos kilómetros más allá de la costa , con claras muestras de que necesitaban refrescarse porque los rayos de sol los abrasaban.

Los jabalíes descendían de la sierra, donde se asentaban unos 700 ejemplares, trasladados al lugar procedentes del Alentejo 15 años atrás.

También se les vio en Ponte da Telha, enclavada en la Costa da Caparica. Tuvieron que ser rescatados por varios pescadores que los vieron en apuros sumidos en la profundidad de las aguas.

La secuencia suele reproducirse por allí (por ejemplo, en las playas de Creiro y Portinho), pues irrumpen de manera absolutamente insospechada y a gran velocidad, desesperados por saciar su sed y por mojarse, además de alimentarse.

¿Puede hablarse de una plaga? El denominado Movimiento de Cazadores cree que sí, por lo que solicita una intervención oficial más contundente.

Pero la situación más insólita se vivió en el restaurante Áncora Azul, del Club Naval de Setúbal (50 kilómetros al sur de Lisboa), especializado en ofrecer un bufé de pescado.

De madrugada, dos jabalíes intentaron acceder al interior . Las puertas estaban cerradas, pero arremetieron contra el cristal que protege la entrada.

Un guardia de seguridad se acercó atemorizado ya que se trataba de dos ejemplares muy voluminosos y él no podía ni imaginar que sucediese algo así. «Los vi llegar desde el río y cómo subían una rampa. Debe ser que el olor a pescado les llamó la atención», dijo el agente a una emisora local de radio.

Se oyó un gran alboroto y «la sangre brotaba» porque se cortaron con el vidrio. «Uno de ellos estaba como loco, sin rumbo, pegándose cabezazos contra las mesas y sillas», prosiguió el guardia.

La propietaria del establecimiento fue alertada muy temprano y se personó inmediatamente. Su testimonio dejaba traslucir el impacto que la causó lo que vio: «Las mesas estaban patas arriba. Se veían platos y vasos rotos por todas partes y había un charco de sangre en el suelo, con trozos de cristal».

Algunos vecinos del área de Setúbal han sido igualmente testigos de semejantes ‘avistamientos’ de jabalíes. Hay quien se ha planteado construir un muro porque los ejemplares llegan a provocar daños materiales, como en los casos en que invaden el césped de los jardines privados.

Uno de los afectados afirmó en una cadena local de televisión que se animó a levantar una pared y… esa iniciativa se ha revelado todo un éxito porque no los ha vuelto a ver por allí.

Interrogado ante las cámaras, otro joven afincado en la zona manifestó: «No se puede olvidar que somos nosotros quienes estamos en su espacio porque ellos viven aquí cerca, en la Sierra de Arrábida».

El Instituto de Conservación de la Naturaleza y los Bosques tiene sobre la mesa numerosos avisos de asociaciones locales acerca de este asunto.

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